jueves, 22 de octubre de 2009

Capítulo 3

REVELACIÓN DEL NÚMERO 666

Para información actualizada año 2015-2016, haga click aquí

“Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.”.(Apocalipsis 13:16-18).

Este capítulo lo dedicaremos a compartir el esclarecimiento del misterio del enigmático número seiscientos sesenta y seis (666), bajo el orden profético que venimos estudiando, para llegar al conocimiento del planteamiento expresado en Apocalipsis 13:16-18. Este orden profético (muy independiente de los recursos teológicos usados por el hombre para entender la bendita voluntad de Dios) lo podemos visualizar como la entrada y la ruta apropiada del laberinto de las profecías bíblicas, que nos llevará a la salida de la comprensión total sin dejar cabos sueltos en el camino, como lo hemos venido estudiando por los diferentes pasajes bíblicos que nos muestran de una manera directa y literal, en función de elementos contextuales de tiempo, espacio y lugar, el conocimiento verdadero de la profecía. Igualmente podemos imaginar que para este laberinto, haya varias entradas adicionales inciertas, como ya lo sabemos, creadas por la ilusión humana que fundamenta su fe en posiciones sectarias donde se van agrupando los hombres bajo un fanatismo ciego que los conducen a su propia confusión. De manera, que si erramos la entrada de este laberinto, nunca hallaremos lo que Dios nos quiere mostrar a través de sus profecías; de modo que al querer estudiar este punto habiendo equivocado la entrada del orden profético, lo más probable es que se fuerce a una interpretación caprichosa, particular, sin sentido del mensaje de Dios para nuestras vidas; sería una interpretación vacía, incoherente, de argumentaciones sin fundamentos lógicos, espirituales y verdaderos; en fin, que para llegar a la salida, de tal modo, se haya brincado, en continuas ocasiones, los muros que separan la ruta del laberinto. Y es justamente aquí el gran peligro que encierra todo esto. No nos halle Dios saltando muros y puertas, porque quien tal haga, ése es ladrón y salteador (Juan 10:1) para Dios.

Me impresiona escuchar, a personas que comparten la fe de Jesús nuestro Señor y que tienen años sirviéndole, expresiones como las siguientes:

-Para mí, no es relevante estar investigando acerca de las profecías, porque nosotros como cristianos, no debemos estar causando angustia a las personas con esas cosas, sino que debemos vivir en paz, y en una vida en abundancia.

Veo a estas personas sumidas en la ignorancia, que los envuelve en una gran irresponsabilidad, las cuales no entienden que no fue en vano que nuestro Señor nos dejara estas profecías que ahora nos sirven como referencia a las señales que muy pronto comenzarán a cumplirse. Por lo cual dijo:

“No penséis que he venido a abrogar la ley o a los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen los cielos y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.” (Mateo 5:17-20).

Entonces Dios si va a arreglar cuentas con nosotros, de acuerdo como hayamos procedido en atender al testamento que nos dejó. Por eso, yo mismo, no dejo de exhortarles a que depongan toda aptitud apática, hipócrita y vanidosa, y vuélvanse a Dios de todo corazón; y prosigamos el blanco, a la meta del supremo llamamiento de Dios, en Cristo Jesús.

Para mi concepto, la revelación de esta profecía que a continuación compartiremos, es una expresión de la misericordia de Dios hacia el mundo que anda a Sus espaldas, Quien intenta a través de esta revelación sin precedentes, llamar al arrepentimiento a todo aquel que se sienta impactado por la realidad profética. Porque Dios nos está queriendo decir que todo está en Su mano, todo está bajo Su control. Nos está demostrando, una vez más, que Sus palabras son fieles y verdaderas, y que el cielo y la tierra pasarán, mas Sus palabras no pasarán (Mateo 24:35); todo se cumplirá como está escrito.

El número 666 determina a través del cálculo del número de la bestia, el tiempo que le queda al mundo para el retorno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo a la tierra, y el comienzo de un nuevo siglo, donde Dios se propuso a juzgar al mundo que no quiso creer en Su Santo Evangelio. (2 Tesalonicenses 1:6-10, 1 Pedro 4:17).

Comprenderemos que no es posible tanta coherencia, tanta exactitud; donde se conjugan todas las profecías de una manera armoniosa, esto no es más que la mente del Creador, Quien diseñó todo este complicado rompecabezas, que viene a tener sentido una vez hallado el orden; por lo cual el Señor dijo, a través del profeta Isaías:

“Así dice Jehová rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mi no hay Dios. ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir. No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno.” (Isaías 44:6-8)

Estas palabras me muestran que estoy obrando conforme al propósito de Dios, y esto, no debo dudarlo.




Ahora, bien, el nombre del anticristo guarda un gran misterio, el cual ha sido profetizado como un enigma, para ser revelado en los tiempos del fin, dicha profecía dice:

“Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”. (Apocalipsis 13.16-18).

He remarcado en negrillas estas tres expresiones para hacer una clarificación del problema o enigma que nuestro Señor Jesucristo nos plantea en Su profecía. Fijémonos bien, que en el texto leído, se usa tres veces la expresión “número”; pero notemos que los dos primeros números no fueron revelados, han sido dejados incógnitos, sólo conocemos sus datos (a qué pertenecen); mas el último sí fue revelado, seiscientos sesenta y seis (666).


La complejidad del enigma, me hace ser prudente en dar por sentado que los primeros dos números incógnitos expresan cada uno el número final revelado, como si Dios fuese querido redundar en el mismo número 666, es decir:










El número 666 tendría que ser el resultado de la suma de los dos primeros números, por lo cual el Señor nos dice que tenemos que contarlo, es decir, calcularlo. ¿Con qué fin? Pues, a fin conocer los valores incógnitos.

Establezcamos según esta apreciación que:









Entonces tenemos que:









Los valores incógnitos son x y y, y el valor conocido es 666.

Resolvamos esta ecuación presentada. Pero para ello debemos buscar el valor de x, que representa el número de su nombre.

REVELACIÓN DEL NÚMERO DE SU NOMBRE:


Por su puesto que para hallar el valor de x debemos conocer qué persona porta ese nombre, y como lo hemos venido descubriendo en el estudio de Apocalipsis 17. La bestia esta encarnada en la persona del rey de “la hija de Babilonia”, Irak. Quien recibió la “herida de espada” (Apocalipsis 13.3,12,14), para que se cumpliera la palabra dicha por el profeta Jeremías (Jeremías 50.35-38, 41-43), que significó La Guerra del Golfo Pérsico del año 1991; Saddam Hussein.

Este nombre, SADDAM, tiene que representar un número, es decir, cada letra de ese nombre tendría un equivalente numérico y la suma de esos números nos dará el número de su nombre. Para revelar el siguiente enigma tenemos que escribir el nombre de la bestia en el idioma en que fue escrita esta profecía, el griego. De manera, que no fue por no dejar, que Jesús dijera: “Yo soy el Alfa y la Omega”; haciendo mención de la primera y la última letra del abecedario griego (Apocalipsis 1:8,11; 21:6 y 22:13), en una expresión que magnifica Su grandeza en primer lugar; sino que nos dejó una pista para limitarnos a mantenernos en el contexto de esta profecía. Dios sabe que, de otro modo, nuestra mente se puede desviar a buscar, en otras lenguas y en otras culturas, respuestas que nos alejarían cada vez más de la verdad.

En efecto, el alfabeto griego contiene equivalentes numéricos en cada letra, de tal modo, que si uno quisiera saber el valor numérico en griego de cualquier palabra, lo que tendríamos que hacer es traducir la palabra al griego, y luego hallar los valores de cada letra para obtener el número de la palabra investigada.

Los equivalentes numéricos en griego, que a continuación presentaré, los he tomado del famoso libro: CUANDO EL DINERO FALLA 666 (ISBN 84-7228-732-7)de la escritora Mary Stewart Relfe, Ph. D., los cuales coinciden con las investigaciones que hice en estudios específicos que hablan de ese idioma, con excepción de los dígitos 6, 7, 8 y 9; dichos equivalentes son los siguientes:





Traduzcamos ahora el nombre de Saddam en griego:

El nombre de Saddam en griego se escribe así:



[1]




Esta traducción no corresponde a un esfuerzo mío propio para establecer los equivalentes coincidentes entre el alfabeto griego y el alfabeto castellano; no podemos traducir una palabra a través de una construcción particular o privada, sin auxilio de alguien que hable el idioma y lo ejercite continuamente, para saber como se escribe alguna palabra. Por ejemplo, si alguien quisiera escribir CARLOS, en inglés, sin conocer el idioma, se imaginará que ese nombre se escribe igual, porque los alfabetos de estos dos idiomas coinciden, pero lo cierto es que se traduce CHARLES. De manera, pues, esta investigación fue hecha muy responsablemente tomando en cuenta todas las dificultades, a pesar del escaso conocimiento que poseo del idioma griego.

Busquemos ahora los valores numéricos de este nombre:




El número de su nombre es 592


REVELACIÓN DEL NÚMERO DE LA BESTIA
Así, pues, hemos hallado el número del nombre de la bestia, el 592, lo que significa que ya tenemos el valor de x, entonces:
Habiendo hallado el valor de x, será más sencillo hallar el valor de y.


Despejamos la y para obtener su valor, que viene a representar un número muy intrínseco en la persona estudiada.


Esto significa que:



El número de la bestia es: 74


Preguntémonos ahora, ¿Qué significa el número 74?

“Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre.”



Hagamos previamente una pequeña reflexión en cuanto a esta frase de la profecía, ella nos enseña que al descifrar el número de la bestia mediante su cálculo, nos proporcionará sabiduría, es decir, la profecía asegura que aquel que tenga entendimiento podrá hallar a través de ese número, una ventana que nos ampliará el saber de la voluntad de Dios, y el conocimiento de esto se encuentra a nuestro alcance.


Entonces : ¿Podrá un número relacionado con la bestia darnos sabiduría? –¿Pondremos en duda el consejo de Dios?


Yo creo que si Dios dice que en ese número hay sabiduría, no tengo porque dudarlo. Confiaré que si la hay, y también confiaré que la voluntad de Dios es que comprendamos la magnitud y la profundidad de las consecuencias de lo que ese número encierra.

Este número -¿Qué representa en su persona?

Cuando te diga lo que significa, quizás, no cause en ti ningún cambio de manera inmediata, pero cuando te enteres de las consecuencias que ese número encierra tendrás que tomar una decisión, y esa decisión es que te vuelvas inmediatamente a Dios, y recibas voluntariamente a Jesucristo como tu único y suficiente salvador. Ya que no podrás escapar de la realidad de su veracidad. Todo este diseño que estamos estudiando es obra del Todopoderoso, “quien manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17.30-31)

Entiende, pues, este número 74 representa el número de años que va a vivir la bestia, de modo, que ese es el número de la bestia. Y, por su puesto, el número está dentro de los parámetros de vida de los seres humanos, por lo cual es número de hombre, este es el misterio revelado.

74 años: Edad determinada sobre la bestia

Lo que Dios nos quiere revelar es: que ha determinado sus designios bajo el número de la bestia, que es su edad, la cual debemos calcular a través de este enigma.

Ahora ¿Qué implica todo esto? Esto implica que el fin del anticristo es a su vez la venida de nuestro Señor Jesucristo a la tierra, el fin del siglo, y el comienzo de la ira de Dios (2 tesalonicenses 1.6-10).

Esta fue la exhortación que el apóstol Pablo hizo a la iglesia de Tesalónica en su segunda carta, en la cual muestra la manifestación y fin del anticristo:

1“Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,
2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.
3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá (Jesucristo) sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,
4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios y es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.
5 ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?
6 Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.
7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado del medio.
8 Entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;
inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,
9 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuando no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,
12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.” (2 Tesalonicenses 2.1-12).

Fecha de nacimiento de Saddam Hussein: 28-04-1937

APLICACIÓN DEL NÚMERO DE LA BESTIA A LA FECHA SU NACIMIENTO.


Si queremos a través del número de la bestia establecer los tiempos y el fin de todo lo determinado, podemos hacer lo siguiente:

A la fecha de nacimiento de la bestia le sumamos los 74 años, no importando de momento, que este conteo de los años lo hagamos basándonos en el calendario gregoriano y no en el ordenamiento de los días mes y años bíblicos, que rige para los eventos proféticos del Apocalipsis.

Debemos, ahora, hacer un ajuste sobre la base del ordenamiento del tiempo de Dios, que explico más adelante, para el conteo de los años. Ese ordenamiento profético bíblico cuenta con 360 días cada año, mientras que nuestro calendario cuenta con 365 días cada año y 1 día del año bisiesto cada cuatro años múltiplos de 4.

Existe, pues, una diferencia de cinco días por cada año que están de más y 18 días bisiestos desde el año l.937 hasta el 2.008, la cual debemos descontar de la fecha obtenida.



18 años bisiestos: 1940-1944-1948-1952-1956-1960-1964-1968-1972-1976-1980-1984-1988-1992-1996-2000-2004-2008.


Para descontarlo debemos, primero, establecer el total de días a descontar, y para eso, debemos multiplicar los 74 años por 5 días, y al resultado sumarle los 18 días bisiestos:


388 días es igual a 365 + 23 días, es decir, un año gregoriano más 23 días.
Podemos comprobar este resultado multiplicando los 74 años por 360 días, para obtener la cantidad de días de vida sobre la base del calendario profético bíblico:





Luego, partiendo desde su fecha de nacimiento, sumamos todos los días de vida hasta cubrir el tiempo determinado:



21 DEL MES DE NISÁN DEL AÑO 5770 DEL CALENDARIO JUDÍO, O 5 DE ABRIL DEL 2010 DÍA FINAL DETERMINADO DE LA SEPTUAGÉSIMA SEMANA DE DANIEL.

Esto implica que el 05-04-2010 es el día final determinado para la consumación del todo el plan de Dios para con el hombre[2], establecido en las setenta semanas determinadas sobre los judíos y la santa ciudad, Jerusalén, revelada al profeta Daniel.


Esta fecha final que he descifrado en función de este certero cálculo, es muy significativa, debido a que la misma está enmarcada en el orden profético bíblico que Dios estableció, como fecha de gran importancia para los planes de nuestra redención, diseñada desde tiempos antiguos; me refiero a que ese preciso día representa en el calendario judío el día 21 del mes primero, mes de Abib o Nisán para el año 5770 (ver el calendario hebreo/gregoriano correspondiente a este mes, el cual se muestra a continuación);





Ahora, ¿Cuál es el significado bíblico de ese día?

- Dios estableció que el último día de la pascua fuera el 21 del mes primero, de manera que la pascua comenzaría, en cada año, el 14 y terminaría el 21 del mismo mes, como estatuto perpetuo, por todas las generaciones para siempre.

“...En el mes primero comeréis los panes sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por la tarde. Por siete días no se hallará levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado, así extranjero como natural del país, será cortado de la congregación de Israel... porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir. Guardaréis esto como estatuto perpetuo para vosotros y para vuestros hijos para siempre.”...(Éxodo 12:18-19, 23-24)

“Guardarás el mes de Abib, y harás pascua a Jehová tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios de Egipto, de noche.”... (Deuteronomio 16:1)

La pascua, es la primera fiesta solemne, establecida por Dios para que los judíos la observaran (Éxodo 12:14). Fue instituida como símbolo para mostrar el camino hacia la salvación; porque el cordero del sacrificio de la pascua que representó a Cristo, era el misterio oculto que los judíos no entendieron (1 Corintios 5:7-8); esta fiesta la celebran en memoria de la libertad del cautiverio judío en Egipto. De manera que este 21 del mes primero del 5770 (5 de abril del 2010) representará, en los planes del Creador, el fin del período para la liberación del pueblo de Dios con la gloriosa venida de nuestro Señor Jesucristo y el arrebatamiento de su iglesia de esta tierra, la instauración del reino milenial de Cristo, para regir las naciones con vara de hierro, y así derramar su ira sobre aquellos que desobedecieron al llamado de Su evangelio, y recibieron la marca de la bestia (Apocalipsis 14:9-12, 16:2). De manera que las setenta semanas del profeta Daniel terminan con la unción del Santo de los santos se decir: constituir a Jesús, nuestro Señor, rey sobre toda la tierra. Él es el Santo de los santos de quien hace referencia la última parte de las finalidades para las cuales fueron determinadas las 70 semanas. Jesús es el Santo de los santos, El Rey de reyes y Él Señor de señores. El termino unción es empleado en la Biblia para elegir al rey de Israel, tal como ocurrió con Saúl y David (1ra de Samuel 9:16, 10:1, 16:1-13). De modo que alegraos todos los santos, porque nuestro rey, regresará en el 2010, y será rey sobre toda la tierra.

Volviendo al 5 de abril del 2010, El apóstol Pablo dijo de ese día:

“...Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.” (Hechos 17:30-31).

De modo, que el día determinado es el 21 de Nisán, al llegar ese día, termina lo que Dios estableció y nos reveló en la Biblia, en cuanto a las 70 semanas; el anticristo no podrá accionar más, porque su plazo de vida y de actuación habrá llegado hasta allí (Apocalipsis 13:5).

El anticristo no tendrá otra opción que esperar el instante no revelado, no establecido por Dios, para la venida de Cristo, inmediatamente después de ese día (Mateo 24:29-30); y reunirá a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, para guerrear contra el Cristo de la gloria y contra su ejército, y allí serán quebrantados; y todos los que asistan a esa batalla, morirán; así lo ha determinado Dios, y así se cumplirá. (Apocalipsis 19:11-21, Ezequiel 38:10-23, 39:1-29))

Toda esta revelación es demasiado precisa para no ser verdad. Todo esto tiene un sustento bíblico impresionante, pero esto no es todo, hay mucho más, lo cual veremos más adelante.
Pero antes de proseguir, también quiero dejar esta reflexión respecto a esta fecha, para ayudar aún más a fortalecer la fe de que esto verdaderamente es el fin.

Números del misterio de Dios: 7, 70 y 700.
Ustedes han escuchado que el 7 o el 70 son números proféticos, que perfecciona todo el plan de Dios, donde todo debe confluir y concluir. Podemos dar ejemplos bíblicos: Génesis dice que en el 7mo. día reposó Dios de toda su creación. También Jacob trabajó 7 años por Raquel, 7 años por Lea, 7 años para obtener el fruto de su esfuerzo. 7 vueltas ordenó Dios dar alrededor de Jericó, y los muros se cayeron. La fiesta de la Pascua es por 7 días (Éxodo 12:18-19). El año del Jubileo (Levítico 25:8) que es el año 50 que los judíos tenían que observar cada siete semanas de siete años. El castigo que Dios propinó a María la hermana de Moisés fueron 7 días (Números 12:14-15). El templo de Dios hecho por Salomón se construyó en 7 años (1 Reyes 6:38). El castigo de Dios sobre Jerusalén cuando fueron llevado cautivos a Babilonia fue de 70 años (2 Crónicas 36:21). 70 semanas fueron determinadas sobre los judíos y sobre Jerusalén (Daniel 9:24). Dios separó las primeras siete semanas de las 70 semanas determinadas para reservar ese período para la reconstrucción del templo (Daniel 9:25). Pedro le pregunta a Jesús ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mi? ¿ Hasta 7 veces? Él le dijo: no te digo hasta 7, sino hasta 70 veces 7 (Mateo 18:21-22). El candelabro de oro en la profecía de Zacarías tiene siete lámparas (Zacarías 4:1). Al igual que las 7 estrellas y los 7 candeleros de oro de Apocalipsis que representan las 7 iglesias que están en Asia (Apocalipsis 1:4, 11, 16 y 20). en el año 70 fue destruído el 2do. templo de Jerusalén. Y así sucesivamente, existe en la Biblia, cantidades de ejemplo de la perfección de este número. Digo esto para que entiendan que el 21 de Nisán del año 5770, es una fecha exquisitamente perfecta. Podemos decir respeto a esta fecha que estamos viviendo el 6to día de Dios (cada día de 1000 años), recordemos que Dios creó al hombre en el 6to día. Ahora, Él se propone a crear al nuevo hombre en el 6to día también, lo ven. El año 5770 es el año perfecto del 6to día. Nos acercamos justamente al año perfecto de Dios. Amén.

Proyección de la semana número 70 del profeta Daniel hasta la fecha 5 de abril de 2010, para conocer su inicio.

He creído que la semana 70 comienza con el inicio de la construcción del tercer Templo de Dios en Jerusalén como lo he expuesto en mi libro “EL ORDEN DE LAS COSAS” Tratado bíblico acerca de los tiempos del fin, del año 1991, desde la página No.42 a la 43, y confirmado en este mismo libro en la primera edición del año 2002, página 98 y 129.

Hago esta salvedad debido a que para el momento en que me encuentro escribiendo esta segunda edición de este libro, donde estoy actualizando, ampliando y corroborando todo lo que se ha venido cumpliendo, conforme lo establece la palabra de Dios, han transcurrido seis años desde la fecha 26 de febrero del 2003, en la cual aseguré y mantengo, basado en los cálculos proféticos, que comenzó la semana 70 del profeta Daniel.

La semana 70 de Daniel (Daniel 9:27) contiene 2520 días, es decir:

Una semana de las setenta semanas determinadas constaría de siete años.

Esto de semanas de años no es algo novedoso para los planes de Dios, ya Él, en épocas pasadas había determinado organizar semanas de años como se muestra a continuación:

“Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a hacerte cuarenta y nueve años.”(Levítico 25:8)

ORDENAMIENTO DEL TIEMPO DE DIOS:

Ahora, veamos como Dios tiene organizado el tiempo en días, meses y años. Cada mes de cada año de estas semanas son calculados a razón de 30 días:

12 meses por 30 días es igual a 360 días:

Este ejemplo de meses de 30 días se encuentra registrado en el primer libro de la Biblia, Génesis, cuando dice:

“En el año seiscientos de la vida de Noé en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches...” (Génesis 7:11-12)
el verso 24 dice:

“Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días.”

En el verso 3 del capitulo 8, continúa diciendo:

“Y las aguas decrecían gradualmente de sobre la tierra; y se retiraron las aguas al cabo de ciento cincuenta días.”

E inmediatamente después dice, verso 4:

“Y reposó en arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre los montes de Ararat.”

Es decir, que desde el 17 del segundo mes, hasta el 17 del séptimo mes hay 5 meses, que por 30 días cada mes hacen un total de 150 días.

Esto nos permite comprender que Dios tiene su propio cronometro del tiempo, y nosotros debemos adaptarnos a sus cálculos de días, mes y años.

Tenemos otro ejemplo que ratifica este calendario.

El último libro de la Biblia, el Apocalipsis, verso 2 del capítulo 11, Dios dice:

“Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses. Y daré ha mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.”

Vale decir: 42 meses por 30 días es igual a 1260 días.

De modo, que esta semana, de la cual hago mención, y que en el capítulo siguiente detallaré. Contiene 2520 días:

7 años por 12 meses es igual a 84 meses, por 30 días totaliza 2520 días.

Los 75 días adicionales

A estos 2520 días será preciso agregarle 75 días adicionales que Dios añadió a la semana para que el anticristo no produzca la abominación desoladora dentro del período de esta semana en el Templo en Jerusalén, la cual significa, la presencia de él mismo sentado en el Templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Tesalonicenses 2:4)

Por lo cual dice:

“Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.” (Daniel 12:11-12)

Lo que está establecido en la semana setenta, es que a la mitad de ella cesará el sacrificio y la ofrenda; y después se manifestara el anticristo, que consumirá su tiempo de actuación de 42 meses hasta el final de la semana donde será destruido (Daniel 9:27).

“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la multitud de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.”

Si el sacrificio y la ofrenda cesan a la mitad de la semana, entonces, quiere decir, que habrán transcurrido los primeros 1260 días, que representa la mitad de los 2520 días; por consiguiente, quedarán por transcurrir los otros 1260 días hasta el final de la semana.

Es aquí donde viene la aplicación de los versos anteriormente citados, los cuales nos enseñan que la abominación desoladora se produce 1290 días después de quitado el sacrificio y la ofrenda o mitad de la semana, es decir, 30 días después de terminada la semana, y seremos bienaventurados si perseveramos hasta los 1335 días, vale decir, hasta 45 días después de producida la abominación desoladora, y allí terminará el tiempo establecido por Dios; ese día 1335 desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio o mitad de la semana, es el día 5 de abril del 2010 o 21 del mes primero (Nisán) del 5770, día final de la pascua judía decretada por Dios mismo.

Entonces, tenemos que 2520, más 30, más 45 hace un total de 2595 días.

Ahora, para proyectar la septuagésima semana cuyo día final sea el 5 de abril del 2010 desde su inicio, echemos hacia atrás todos esos días, para hallar que día comienza la semana que correspondería al inicio de la reconstrucción del tercer Templo de Dios en Jerusalén.

Para hacer este cálculo, multipliquemos 365 días por 7 años para saber cuantos días cubren 7 años del calendario gregoriano hasta el 05-04-2010, considerando los dos días de los dos últimos años bisiestos (2004 y 2008).




De manera, que del 05-04-2003 al 05-04-2010 hay 7 años, período que contiene 2.557 días.

Luego, descontamos los 38 días restantes.




Comprobemos este cálculo:


Esto concluye que el 26 de febrero del 2003, inicia la septuagésima semana.





HAY ALGO CURIOSO, UNA COINCIDENCIA, FÍJENSE BIEN, LOS ÚLTIMOS 95 DÍAS DE LOS 2595 DÍAS QUE FUERON DETERMINADOS, AL SER PROYECTADOS EN SU FORMA CORRECTA NOS PERMITE VER QUE ELLOS ESTÁN DETERMINADOS PARA QUE SE CONSUMAN EXCLUSIVAMENTE EN EL AÑO 2010. DIOS HA HECHO UN ACOPLAMIENTO DE LOS DOS CALENDARIOS, COMO VEREMOS MAS ADELANTE.

El periódico La Prensa, de Panamá, por Internet, lanza la siguiente información el 26 de febrero del 2003: la cual representó la señal enviada por Dios para manifestar que evidentemente se había iniciado la septuagésima semana.


“Tormenta Para la Paz”

“Más de 20 centímetros de nieve cayeron ayer sobre Jerusalén, cubriendo la ciudad con un manto blanco y aislándola del resto de Israel y Cisjordania. Los meteorólogos dijeron que la tormenta es una de las más largas y fuertes que se han registrado en Israel en los últimos 50 años. La tormenta permitió que los enfrentamientos entre israelíes y palestinos disminuyeran ayer. Los palestinos salieron a jugar con la nieve.”

Yahoo! Noticias. Internet.
25 de febrero de 2003, 23h21

“GAZA (Reuters) - Un adolescente palestino murió el martes y otros 11 resultaron heridos durante enfrentamientos con las fuerzas israelíes en la Franja de Gaza, aunque una inusual tormenta de nieve evitó que la violencia se trasladara a Cisjordania”...

LA NIEVE CUBRE A ISRAEL Y CISJORDANIA

“Pero una inusual tormenta de nieve en Israel y Cisjordania mantuvo la violencia bajo control en esos lugares.
En las calles cisjordanas, los jóvenes se lanzaban bolas de nieve unos a otros, en lugar de piedras a los israelíes como ha sucedido casi diariamente en los últimos 29 meses.
, señaló una fuente de seguridad israelí, refiriéndose a la peor tormenta invernal en afectar el área en por lo menos una década.
Hasta 30 centímetros de nieve bloquearon las principales vías de comunicación desde la Ciudad Vieja de Jerusalén hasta Ramala, centro comercial palestino, obligando a las escuelas y negocios a cerrar sus puertas”

La Jornada Virtual de México, 26 de febrero del 2003.
TEL AVIV OCUPARA MAS ZONAS DE LA FRANJA DE GAZA
20 centímetros
de nieve y la ciudad quedó aislada del resto de Israel y Cisjordania...>Si no conociéramos el significado de esta fecha, diríamos que la tormenta de nieve caída para aperturar el 26 de febrero fue un fenómeno común, como suele suceder en cualquier país de clima templado en la estación invernal, mas lo significativo de esta tormenta de nieve es que en 50 años, los meteorólogos afirman, que ésta ha sido una de las más largas, recordando que la historia contemporánea de Israel en su patria, data de 57 años desde el regreso a su tierra en el año 1948; a su vez, el 26 de febrero es una fecha que se ubica en el momento en se vuelven muy escasas las tormentas, porque es la temporada final del invierno que comienza, en el hemisferio norte el 21 de noviembre, y termina el 21 de marzo.

El testimonio periodístico también registró que la tormenta dejó un manto blanco de nieve sobre la ciudad de Jerusalén aislándola del resto de Israel y Cisjordania; de manera que fue algo muy peculiar, muy particular ¿Aisló a Jerusalén del resto de Israel y Cisjordania? Esto tiene un gran significado para la interpretación de lo que representan las 70 semanas y la apertura de esta última, porque estas semanas están determinadas especialmente sobre la ciudad Jerusalén y el pueblo judío.

“Setenta semanas están determinada sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad”... (Daniel 9:24).
Citando Dios, por medio del ángel Gabriel, la semana 70, dice:

“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos,”... (Daniel 9:27)

Dios a confirmado su pacto con su pueblo judío y con la ciudad de Jerusalén, para concluir su plan de las setenta semanas determinadas sobre Jerusalén y su pueblo con la construcción de su tercer templo, por lo cual dice el profeta Isaías y el profeta Jeremías de este día:

“Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados” (Isaías 40:1-2)

...”Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y que contra mí se rebelaron.”...(Jeremías 33:8)

“...Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a hacer como blanca lana”. (Isaías 1:18)

El salmista también dijo:

“Más tu Jehová, permanecerás para siempre, y tu memoria de generación en generación. Te levantarás y tendrás misericordia de Sion (Jerusalén), porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.” (Salmo 102:12-13)

Dios, pues, ese día, mandó su nieve para mostrar que había iniciado la semana, quitando el pecado de su pueblo judío. Los mismo judíos no supieron de esta bendición sobre ellos, mas no por eso El Señor iba a detener sus planes, al igual como cuando Jesús nuestro Señor vino ha este mundo, los judíos no se enteraron de la aparición súbita del Mesías, como dijo el apóstol: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11), por lo cual Jesús exclamó diciendo:

“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí que vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre de Señor.” (Mateo 23:37-39).

En este preciso día cumplió la profecía de Zacarías, cuando dice:
“Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas.” (Zacarías 8:5) Ese fue el cumplimiento de lo dicho por el profeta Zacarías en ese verso, el testimonio periodístico destacó que en los últimos 29 meses los jóvenes palestinos no dejaban de lanzar piedras en los enfrentamientos con los israelíes; pero ese día especial todo cambió, ahora los jóvenes palestinos jugaban ese día unos con otros lanzándose bolas de nieve en las calles de Jerusalén, en vez de lanzarle piedras a los judíos.


Igualmente con referencia a ese momento, Dios dijo por medio de Hageo:


“La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.” (Hageo 2:9)

Fijémonos bien lo que dice la profecía sobre el lugar del templo: “Daré paz en este lugar”.


Esta paz profetizada en este verso, fue referida en función de la construcción del tercer templo de Dios, y como el inicio esa edificación corresponde igualmente al inicio de la septuagésima semana, Dios mostró de manera perfecta con este manto de nieve que puso ese día sobre Jerusalén, que ya se había iniciado ese último período, y por consiguiente había puesto el cimiento de este templo ese día. Esto lo explicaré en lo sucesivo.


¿Se refería esta profecía al reinado de Cristo en el milenio? De ninguna manera, porque es obvio que Jesús reinando en el mundo desde Jerusalén, traería paz a Jerusalén durante el milenio y por toda la eternidad, como lo dijeron todos los profetas, recordemos a Isaías:


“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia domestica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. El niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:6-9)


“Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanzas.” (Isaías 60:18)


“Mas os gozaréis y os alegraréis con las cosas que yo he creado; por he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; nunca más se oirá en ella voz de lloro, ni voz de clamor. No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. Y antes que clamen responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. El lobo y cordero serán apacentados juntos, el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.” (Isaías 65:18-25)

De manera, que esta profecía de Hageo, cuando dice: “Daré paz en este lugar”, se refería, observando lo ocurrido, a ese preciso momento en que se iniciaría la septuagésima semana con la colocación de los cimentos del templo. De manera, que esta paz que aperturaría la semana 70, no sería una paz continua hasta la llegada del Mesías; porque como ya sabemos, el anticristo se sentaría en el tercer templo, como Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Tesalonicenses 2:3-4); el cual corresponde al mismo conflicto sobre Jerusalén profetizados por Jesús en Mateo 24:15-21 y Apocalipsis 11:1-2, recordemos esta última cita:

“Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que esta fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.”

Igualmente los sucesos proféticos revelados por Zacarías en los capítulos 12 y 14 corresponden a ese mismo hecho; de modo que la existencia del templo en Jerusalén antes de la venida de Cristo a la tierra, no garantiza una paz sobre ese lugar perennemente durante el tiempo que resta de este siglo; lo que quiso decir la profecía fue lo que realmente ocurrió, que la confirmación del pacto de Dios sobre Jerusalén y su pueblo judío (Daniel 9:24, 27), fue señalizada para aperturar la septuagésima semana de Daniel con aquella inusual tormenta de nieve, que trajo una paz también inusual, para que se pudieran cumplir estas profecías antes citadas, las cuales son complejas de comprender.

Esta misma complejidad, existe en la interpretación de la profecía de Jeremías, cuando la matanza de todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores cuando nuestro Señor era pequeño, y Satanás por medio del rey Herodes procuraba matarle, entonces el apóstol Mateo escribió:

“Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron” (Mateo 2:17-18, Jeremías 31:15).

Quién pensaría e interpretaría que en 600 años de calamidades que sufrió el pueblo de Israel desde la época de Jeremías hasta Cristo, esta profecía vino a cumplirse en ese momento? Si el apóstol no interpreta esta profecía, muy difícilmente nosotros pudiéramos atribuirle dicha profecía a la matanza de aquellos niños; tal es nuestro caso.

Bien, que el titular de La Prensa, de Panamá, cita: “Tormenta para la paz”; no puede ser más significativo este anuncio, que con esa misma intención Dios manda esa nieve sobre este lugar ese día especial, donde se ha de construir el templo de Dios. Pues, ese día fueron suspendidas todas las operaciones militares, los negocios, comercios, empresas no abrieron, las escuelas no trabajaron. Todo estaba absolutamente paralizado, la ciudad vieja de Jerusalén estaba copada de nieve entre 20 y 30 centímetro de espesor.

Quiero detenerme por un momento, porque se pudiera pensar, que la tormenta inusual de nieve de ese día sobre Jerusalén fue algo que coincidió casualmente con los cálculos que hiciera dos años y medio antes del 26 de febrero del 2003, fecha en la que en mi interpretación bíblica comenzó la Septuagésima Semana de Daniel, es decir, el período final de siete años hasta la venida del Señor, por lo cual quiero irme a las fechas que Dios mismo presenta en el libro del profeta Hageo, el cual se corresponde perfectamente con las fechas que anuncié mediante los cálculos de las matemáticas de Dios, para confirmar lo que ya es obvio.


TRES FECHAS PROFÉTICAS DENTRO DE LA SEPTUAGÉSIMA SEMANA.
Primera fecha: 24 del mes sexto, Hageo 1:15. (Fecha para el comienzo de la reedificación del segundo templo: Esdras 5:2)


…“Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban.”

Dios presenta por medio del profeta Hageo, tres fechas del calendario judío, obviamente, para la activación de la obra del templo de Dios. Estas fechas aunque fueron mencionadas para registrar los sucesos de aquel entonces, a su vez, Dios las utilizaría para indicar el cumplimiento de los sucesos futuros, que conciernen al tercer templo y a la septuagésima semana de Daniel; cuya comprobación se demuestra claramente en el capítulo 2do de Hageo, la cual veremos más adelante. Una de estas fechas es 24 del mes sexto (que corresponde actualmente, al 24 del mes sexto, Adar I, del año 5763), vale decir, el mismo 26 de febrero del 2003, y que esto haya coincidido, ya es mucho decir; veámoslo, pues, el mes de febrero en el calendario Hebreo /Civil gregoriano que presento a continuación.


Investiguen ustedes mismos entrando en Internet, por http://www.google.com/, busquen: “Calendario Hebreo/Civil gregoriano”, allí encontrarán esta información.




La fecha indicada en Hageo 1:15, es utilizada por Dios, como una referencia al día que se colocaría el cimiento del tercer Templo; para lo cual la base para contar estos seis meses hasta el 24 de Adar I sería el comienzo del año civil judío (en el mes de Tishri), es decir, Adar I corresponde al sexto mes del año 5763 del calendario judío.


El libro de Hageo dice:


“Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué Hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios, en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío”... (Hageo 1:15)


El mes sexto, en la ley establecida por Dios (Éxodo 12) al pueblo de Israel, corresponde al mes de Elul; es decir, primer mes: Nisán o Abib, segundo: Iyar o Ziv, tercero: Siván, cuarto: Tammuz, quinto: Av, y sexto: Elul; los siguientes meses en su respectivo orden son: Tishri o Etanim, Marhesván o Bul, Kislev, Tevet, Savat, y Adar (ver, Breve Explicación del Funcionamiento del Calendario Hebreo, más adelante).


Los sucesos históricos que correspondieron al mes sexto registrados en el libro de Hageo, ocurrieron en el mes de Elul.


Lo que precisamente quiero demostrar, lo cual expliqué en el libro “El Orden de las Cosas” año 1991, y que más adelante en este mismo libro continuo explicando en el capítulo que habla de Las Setenta Semanas de Daniel (Daniel 9:24-27) desde la primera edición del año 2001; es que Dios, habiendo roto su pacto establecido en el monte Sinaí con el pueblo de Israel (acuerdo que consistía en que Su pueblo debía de obedecer a las leyes y estatutos prescritos para que les fuera bien en la tierra que Dios le daría, Deuteronomio 29:1-28), durante los setenta años de cautividad en Babilonia (Jeremías 25:1-14, 2 Crónicas 36:21, Daniel 9:1), renovaría su pacto nuevamente, pero solo por setenta semanas de años más (70 x 7 = 490 años); y a su vez, dentro de este tiempo, Dios suspendería nuevamente este pacto con la muerte del Mesías después de transcurridas 69 semanas; para después, al cabo del tiempo, confirmar el pacto con ellos por la semana faltante (Daniel 9:27). Es esta, pues, la condición existente en la relación de Dios con Israel para el momento en que se fuera a confirmar el pacto, toda la ley, producto de ese pacto o acuerdo que Dios hizo con el pueblo judío en el Sinaí (expuesto en un total de 613 leyes, o mandamientos), estaba suspendida. Mas Dios dispuso dejar registrada la fecha justa de la confirmación del pacto suspendido, a fin de mostrarle al mundo que su plan es verdadero, y lo ejecutará según lo ya establecido, en su justo tiempo; pero esta fecha no estaría basada en la ley, debido a que, como ya lo dije, el pacto con Israel no estaba vigente, sino que se activaría a partir de ese preciso día. Esto se corrobora con esta fecha exquisitamente registrada, el 24 del mes sexto corresponde al 26 de febrero del 2003, que es el 24 de Adar I del año 5763, aunque esta fecha no debía ser basada en la ley, sí fue basada sobre el pueblo de Israel, sobre quien están determinadas las 70 semanas.

Setenta semanas están determinada sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad.”… (Daniel 9:24)
Mas esta fecha no es una fecha rebuscada por mí a lo largo y ancho de la Biblia, para yo justificar mis cálculos que quedaron registrados en la primera edición de este libro en el año 2001; y así, hallar una coincidencia entre las fechas calculadas y anunciadas por mí, para la septuagésima semana, y la base bíblica que necesitaba, no. Esta fecha corresponde a la reedificación del segundo templo, y Dios me ha permitido escudriñar para traerla ante ustedes para que sean ustedes quienes juzguen si esto es cierto o no. En efecto, es una fecha muy especial en su significado histórico, de manera, que el comienzo de la reedificación del 2do templo, Dios mismo la haría coincidir con el inicio de la construcción del tercer templo, lo cual implica el inicio de la septuagésima semana. Como lo verán más adelante. En este orden de idea, observaremos que Dios determinó esta fecha desde hace 2405 años (desde Hageo y Zacarías) para activar la septuagésima semana.

Debido a la necesidad que tiene Dios de dejarnos a nosotros, Su pueblo, las revelaciones de Su santa voluntad (Isaías 44:6-8), nos presenta esta fecha para el inicio de la septuagésima semana: 24 del mes sexto, la cual se debe contar a partir del primer mes (Tishri) que viene a ser el primer mes del año para el calendario civil judío, hasta el 24 del mes de Adar I, que es el sexto mes del año 5763, y duodésimo de la ley; a partir de este momento en adelante entra en vigencia la ley, se confirma el pacto, y ahora para las siguientes fechas dentro de la septuagésima semana se tomará como mes primero, el mes de Nisán o Abib (Éxodo 12:1, Deuteronomio 16:1), que viene a ser el mes siguiente, de modo que hay una perfección en todo esto.

Presten mucha atención a lo que les quiero mostrar: Si Dios hubiera usado el mes de Abib o Nisán, como principio de los meses según la ley, para referirnos esa fecha señalada en Hageo 1:15, en un futuro; para lo cual hubiera tenido que modificar la historia para recrear los hechos de esta fecha futura, en el mes de Adar, mes en que se inicio la septuagésima semana (mes decimosegundo de la ley), Hageo 1:14-15, y decir: En el día 24 del mes decimosegundo, Josué y Zorobabel vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios; en vez de decir: en el 24 del mes sexto…, como está escrito; entonces, en tal caso, Dios mismo le hubiera estado dando crédito, en ese futuro, al pacto desactivado; y parto del hecho de que Dios quiso dejarnos a través de esa fecha del pasado, la fecha futura para el inicio de la semana 70, corroborado a través de este engranaje profético que estoy desglosando, y ustedes son testigos; Sin duda, que Dios desconoció hasta este día (26 de febrero del 2003) el primer pacto, y toma como base, para presentarnos la fecha profética, el año civil hebreo, cuyo primer mes es Tishri¨ (entre septiembre y octubre), mes del año nuevo judío, como para nosotros es enero; y esto lo hizo, para no alterar sus designios y no violentar Su Palabra; pero también sin ignorar al pueblo judío, a quien le fueron hechas las promesas.

¡Vez lo complejo y lo perfecto de las cosas de Dios en sus propósitos!; yo mismo estoy extasiado con tanta perfección. Pues, esta realidad, nos demuestra que la interpretación acerca del pacto de Dios con Israel, vinculado a las setenta semanas del profeta Daniel, es la correcta interpretación.

ORDEN DE LOS MESES SEGÚN LA LEY. (Éxodo 12:1, Deuteronomio 16:1)
Este orden no estuvo vigente para Dios desde la muerte de Jesús hasta el 24 del mes sexto del año 5763 (26-02-2003):

ORDEN DE LOS MESES EN EL CALENDARIO JUDÍO: los judios cuentan los mes por el orden de la ley, ejemplo: Tishrí es el mes séptimo de la ley, y a su vez, es el primer mes del año.




Ahora bien, quizás alguien pregunte, después de haber leído estos argumentos veraces: -¿Cómo Dios desconoció un pacto que el mismo estableció?

Dios dijo lo siguiente, por medio del profeta Jeremías, refiriéndose al pacto con Cristo:

“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tome su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová” (Jeremías 31:31-32).


El libro de los Hebreos, dice en relación con esto:


“Porque no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor”. (Hebreos 8:9b)

Esto significa, en el proceso del plan de salvación para toda la humanidad, que Dios debía sujetar al pueblo judío en desobediencia, a fin de traer un mejor pacto, como dice el apóstol Pablo:
“Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos” (Romanos 11:32).

Por eso Dios tuvo que desactivar el primer pacto que fue diseñado para que el pueblo de Israel lo observara y se guiara entre tanto viniera Cristo para establecer un más excelente pacto que involucraría la salvación hacia todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas; una vez que la obstinación del pueblo judío para separarse de Dios causó su ira y su indignación, y los desechó, como dice 2da de Reyes:

“Y dijo Jehová: También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual había yo dicho: Mi nombre estará allí.” (2 Reyes 23:27).

De modo, que Dios diseñó el plan de las setenta semanas para mantener vigente ese primer pacto entre tanto llegará Cristo, y una vez con su muerte, desactivarlo en la penúltima semana, consumando la nueva alianza y dejando pendiente la última semana para concluir su plan, incluyendo a judíos y gentiles para tener misericordia todos, y así cerrar la visión y la profecía y ungir a Cristo como rey sobre todas las naciones (Daniel 9:24).

Y como dice el apóstol Pablo del pueblo de Israel:

Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuisteis injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?. (Romanos 11:23-24).

Todos estos argumentos de la misma Palabra, atestiguan que Dios desechó su pacto con Israel para confirmarlo por la última semana determinada. (Daniel 9:24,27)

Por lo cual, volviendo al punto, Dios nos presenta la fecha 24 del mes sexto (Hageo 1:15), para que nosotros pudiéramos entender, una vez hechos los cálculos que apuntaban hacia ese día, y habiendo observado el fenómeno ocurrido ese 26 de febrero del 2003 en Jerusalén, que ciertamente había comenzado la septuagésima semana de Daniel y estábamos en lo correcto. De manera que esta fecha 24 de mes sexto significó, para aquel entonces, el comienzo de la reedificación del templo que se mantuvo paralizada por mucho tiempo, como lo dice Esdras:
“Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban.” (Esdras 5:2)

Al igual que en aquellos tiempos, esta misma fecha significa el comienzo de la semana 70; y como veremos más adelante, a su vez ese mismo día Dios colocó los cimientos del templo en Jerusalén, esto lo discerniremos cuando explique lo de la segunda fecha profética de Hageo.
Toda esta complejidad, también atestigua, lo que Dios Dijo:

“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que antes revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7).

Y esto, déjenme decirles, y con esto honro a Dios, representa uno de los más grandes secretos descubiertos y revelados en los últimos tiempos.

Y doy gracias infinitas a mi Creador, por darme, la sabiduría, la fuerza, el querer, la motivación, la fe, la esperanza y el privilegio, para emprender toda esta tarea y la que me queda por delante, hasta que haya acabado la obra para la cual fui llamado.

Ahora, ya teniendo a la mano la fecha en la que comenzó la semana No.70 de Daniel, el 26 de febrero del 2003; partamos desde ella para reconocer bíblicamente cuando comenzaron las 2300 tardes y mañanas, período de tiempo dentro de esta semana, donde Dios comienza la santificación de su pueblo judío, por medio de sacrificios continuos realizados en el “templo del cielo”, hasta la mitad de la semana (ver diagrama 5, dicha explicación de halla detallada en el capítulo 4), que viene a representar en la profecía de Hageo, la siguiente fecha profética a considerar.



SEGUNDA FECHA PROFÉTICA: 24 DEL MES NOVENO.

De esta semana que totaliza 2595 días como lo hemos venido estudiando, Dios la ha distribuido en 295 días al comienzo de la semana, más 2300 días (tardes y mañanas) que continúan hasta el final de la misma, este último período abarca la mayor parte de ésta, y contiene la visión del continuo sacrificio, su cese, hasta el tiempo que comienza la abominación desoladora que se pondrá dentro del templo, hasta que el mismo sea purificado, como dice Dios por medio del profeta Daniel:

..."Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?

Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado.” (Daniel 8:13-14)

Antes de definir lo qué significa las 2300 tardes y mañanas, saquemos los cálculos para establecer el momento cuando se inicia; para ello, establezcamos la diferencia entre los días totales de la semana (2595) menos 2300 días. La diferencia es 295 días como lo podemos observar; que se consumirán desde el inicio de la semana hasta que comiencen las 2300 tardes y mañanas:
2595 – 2300 = 295




Contemos, entonces, todos los días, mes a mes, desde el 26 de febrero del 2003 en adelante, para conocer, una vez concluido la suma total de los 295 días, que fecha correspondería el inicio de las 2300 tardes y mañanas; y extraordinariamente obtendremos una fecha profética establecida por Dios en el libro del profeta Hageo, la cual se encuentra acompañada en el mismo libro del profeta, de la fecha anteriormente estudiada; y que están estrechamente relacionada la una de la otra, como lo veremos más adelante, y las mismas testifican inminentemente que realmente nos encontramos transitando el período de la septuagésima semana.


Se pudiera creer, que todos estos cálculos, más el esquema de la septuagésima semana que he presentado, fueron forzados de una manera para que todo esto coincidiera, pero no, esto no es así; esto es, sencillamente, una gran verdad; este esquema de la septuagésima semana, yo lo publiqué por primera vez en el año 1991, en el libro: “El Orden de las Cosas, tratado bíblico acerca de los tiempos del fin”; de manera que este orden no fue alterado al incorporar el número de la bestia a este estudio, como ustedes lo pueden comprobar. Veamos:


Es decir que los 295 días se consumieron desde que comenzó la semana, hasta el 18 de diciembre del 2003. Por consiguiente los 2300 días comenzarían el 19 de diciembre del 2003.


19 de diciembre del 2003 igual al 24 del noveno mes (KISLEV) del calendario hebreo del año 5764
El profeta Hageo presenta esta fecha, en el capítulo 2 verso 10 en adelante, cuando dice:

“A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: Así a dicho Jehová de los ejércitos:

Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo: Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No.

Y dijo Hageo: si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: inmunda será.[3]

Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.” (Hageo: 2:10-14)

E inmediatamente después, Dios por medio del profeta hace referencia a este día, exhortándoles a que mediten partir de ese mismo día, que por causa de su condición de inmundicia declarada por Dios, no se le ha permitido ni siquiera iniciar la construcción del templo de Jehová, porque lo contaminarían con sus manos; pero no la construcción ni la reedificación del segundo templo que se realizaba cuando profetizaba Hageo, como lo he explicado; de modo, que no se estaba refiriendo a aquel, sino al postrer, tercer y último templo de Dios.

“Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová.

Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros y había veinte.

Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová.” (Hageo 2:10-17)

Dios muestra a los judíos de estos tiempos, que a pesar del interés que puedan tener en construir el templo de Dios, Dios mismo ha entorpecido toda obra de sus manos, para que no se logre dicha construcción hasta el tiempo que Dios lo decida, por supuesto, dentro de la misma semana.

Y nuevamente reitera su consejo confirmando la misma fecha, 24 del noveno mes, con referencia a la otra fecha anteriormente estudiada, no revelada en este verso, donde afirma que aquel día fue echado el cimiento del templo de Dios.

“Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón. ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré.” (Hageo 2:18-19)

Esto quiere decir, que debemos considerar esta fecha 24 del noveno mes desde el día que se echó el cimiento del templo, este día es evidentemente el 26 de febrero del año 2003 o 24 del mes sexto (Adar I) del año 5763, día que comenzó la septuagésima semana de Daniel. Lo que me puedo dar cuenta, es que Dios en este verso y en este capítulo nos estaba dejando de manara oculta, las fechas de la septuagésima semana, que atestiguaban el fin inminente de este mundo al cabo de la semana. Veremos, ahora, todas las razones que justifican esta interpretación.

En el Calendario Hebreo/Civil-Gregoriano, que presenta la página Web: SerJudio.com, del rabino Yehuda Ribco, Montevideo, Uruguay, podemos observar que el veinticuatro del noveno mes (Kislev), corresponde perfectamente al viernes 19 de diciembre del año 2003, día en el que he concluido, por los cálculos antes citados, que se inició las 2300 tardes y mañanas.

En este caso, como ya lo he explicado, el noveno mes, sí está dentro del pacto establecido por Dios para los judíos, el cual fue activado justo antes de iniciarse el mes de Abib o Nisán, de modo, que estos nueve meses posteriores deben ser contados desde el mes de Abib. Caso contrario con el 24 del mes sexto, cuyo mes debe ser contado a partir del mes de Tishri (primer mes de comienzo de año civil, como para el calendario gregoriano es el mes de enero), que es el 7mo mes de la ley que Dios apartó de los judíos desde que el velo de templo se rasgo en dos a la muerte del Jesucristo en el ocaso de la semana 69 del profeta Daniel (Daniel 9:26, Mateo 27:51).

Para demostrar la gran complejidad para la coincidencia entre estas dos fechas en este día, permítanme decirles, que en 2500 años sólo ha coincidido dos veces esta fecha en este día, y una de ellas fue en el año 1631 d.C., cuyo 24 del noveno mes coincidió con el viernes 19 de diciembre; de manera, que es imposible que esto sea una simple casualidad, sumando todas las señales proféticas que he anunciado en este libro, las cuales se han venido alineando, se han venido conjugando, se han venido cumpliendo para la venida de un nuevo reino eterno, de verdadera justicia que traerá Cristo en su regreso. Amén.




Cuando hago hincapié en el día viernes 19 de diciembre, y no otro día de la semana; es porque, ciertamente, en otros días también llegó a coincidir el 19 de diciembre con el 24 de Kislev; pero en ningún otro día, sino el viernes 19 de diciembre del año 2003, puede coincidir el inicio de los 2300 tardes y mañanas que concluyan el lunes 05 de abril del 2010, que representa, a su vez, el 21 del mes de Nisán (día final de la pascua judía para ese año). Quiero también recordarles que los hebreos aun cuando Dios se había desentendido de ellos, desarraigando su vínculo con la destrucción del segundo templo en el año 70 d.C. Ellos igualmente siguieron observando lo que podían guardar de la ley, aunque muchos de sus estatutos involucraban directamente los servicios del templo, de manera que esto le imposibilitó a ellos guardar la ley como Dios lo ordenaba.

De igual modo en el calendario gregoriano contiene los 295 días desde el 26 de febrero del 2003 al 19 de diciembre del mismo año, que me permite decir que desde el 24 del mes sexto del año 5763 al 24 del mes noveno (dentro de la septuagésima semana) del año 5764, contiene perfectamente 295 días ¿Pueden ver este complejo ensamblaje? ¿Osaría alguien en decir que todo esto es una coincidencia fortuita y rebuscada? Ha llegado el tiempo de deponer toda incredulidad ante el Todopoderoso, el cual tiene su mirada puesta en todo ser, para aprobar y desaprobar su conducta y fe.

Ahora, bien, el día que se echó el cimiento del templo, según lo expresa la profecía de Hageo, corresponde a una fecha anterior al 24 del noveno mes; la profecía afirma que el cimiento del templo aquí mencionado fue echado en un día. Es, pues, en este punto donde debemos detenernos y analizar de qué manera se puede lograr echar el cimiento de una estructura tan grande (Ezequiel 42:20) en un solo día, para cumplir esta profecía, y ¿cómo se puede echar ese cimiento sin hombres idóneos? ¿Qué mano de obra se empleará? Ya que los únicos autorizados para realizar esa construcción son los judíos, los cuales en esa misma profecía son considerados por Dios como de INMUNDOS para asumir esa tarea (Hageo 2:14-15). Y este análisis lo hago bajo la convicción clara de que esta profecía de Hageo que va desde el capítulo 2 del versículo 10 en adelante en ninguna manera corresponde a los hechos históricos registrados en el libro de Esdras capítulo 5, porque Dios mismo fue el que motivó al pueblo a que reedificasen el templo, y Dios se complacía en ello. Al no comprenderse esto, se crea en nuestra mente una serie de dificultades que no parecen tener pies ni cabeza, y pasamos la página y nos vamos a lo superficial, dejando atrás una profundidad de conocimientos que aclararían los designios de Dios. De modo que esto si tiene sentido, porque eso fue lo que ocurrió precisamente el 26 de febrero del 2003; por lo cual, bajo la imposibilidad de que Dios aceptara con agrado la obra de la fundación de los cimientos del tercer templo de manos del pueblo judío, para activar la septuagésima semana del profeta Daniel, Dios mando su señal ese día, como ya quedo revelado, el cual constituyó la puesta del cimiento del tercer templo en un día. Porque ¿de qué otra forma Dios podía dar inicio a la septuagésima semana con el inicio de la construcción del templo y cumplir estas profecías, y confirmar su pacto con Israel, si el mismo pueblo judío no estaba apto para ejecutarlo? Y esto por dos cosas: primero, fueron inmundos para Dios; y segundo, ignoraron e ignoran los planes de Dios para la activación de la semana.

El mismo rey David, orando a Dios en uno de sus salmos, dijo con relación a este momento:

“Confirma, oh Dios, lo que has hecho para nosotros. Por razón de tu templo en Jerusalén” (Salmo 68:28-29).

Por lo cual esta escrito:

”Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.” (Daniel 9:27).

De manera, que transcurridos 295 días desde el inicio de la semana, y habiendo llegado el 24 del noveno mes, todavía no se había echado físicamente el cimiento del templo, cuya construcción está ordenada para que sólo los judíos la ejecuten, como dice la profecía:

“Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante (24 del noveno mes), antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová.” (Hageo 2:15).

En conclusión, Dios da a entender, basado en las fechas coincidentes (24 del noveno mes con el 19 de diciembre), para iniciar el tiempo de las 2300 tardes y mañanas, que el día en que se echo el cimiento del templo de Dios, citado por Hageo (2:18) es a su vez, el día que comenzó la semana profética de Daniel, 26 de febrero del 2003 o 24 de Adar I del 5763 del calendario judío.

Por lo cual el profeta Zacarías, en el pasaje donde habla que los muchachos y muchachas jugarán en las calles de Jerusalén (Zacarías 8:5), hecho que evidentemente ocurrió el 26 de febrero, revela en el verso 9, ese día, donde alienta a los que oyen de la boca de los profetas que anuncian la llegada de esta semana, desde el día en que se echó el cimiento del templo:

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Esfuércense vuestras manos los que oís en estos días estas palabras de la boca de los profetas, desde el día que se echó el cimiento a la casa de Jehová de los ejércitos, para edificar el templo.” (Zacarías 8:9).

Esta profecía, pues, se está cumpliendo en este momento, delante de usted. Usted está viviendo “en estos días”; Dios me ha permitido entender la complejidad de estas profecías, para poder enseñarlas al pueblo de Dios de estos últimos tiempos; pueblo que no está circunscrito a ninguna religión, u organización humana en particular, sino que está en todas partes, compuesto de personas que inclinan su corazón hacia la justicia verdadera, que tienen su esperanza en lo eterno, que son conocidos de Él, y nadie lo arrebatará de su mano; que confiesan el nombre de Jesús, el Cristo, como su Señor real, sin avergonzarse, creyéndole a su palabra; ellos conocerán que ya se activó la semana 70, y que vamos encaminados rumbo al fin y al comienzo de un nuevo mundo de justicia y verdad, que traerá Cristo en su venida. Amén.

El día que se echó el cimiento del templo de Dios representa en estas profecías, el punto de partida de la septuagésima semana del profeta Daniel, y esto es un misterio revelado, porque en ninguna parte de la Biblia, se deja ver de manera clara, el momento en que comienza esta semana; conociendo yo esta dificultad, escribí en el libro antes mencionado, en las pagina 42 y 43, que desconocía el momento y las circunstancias de la confirmación del pacto, pero tenía la sospecha de que el inicio de la construcción del tercer templo activaba la semana, como ahora lo he confirmado; y dije textualmente: “pudiéramos suponer con un muy escaso margen de error, que la construcción del tercer templo se realice dentro de la semana setenta o septuagésima semana, y su inicio constituiría la confirmación del pacto de Dios con Israel, pero de cualquier manera esperaremos y el mismo tiempo indicará las sazones."

Este es, pues, el tiempo, y estas son las sazones a las cuales me refería.

El libro, “El Orden de las Cosas”, está a su entera disposición a través de mi dirección electrónica: ajosepulveda@gmail.com

Como dato importante, diré que todas estas precisiones son las que sin lugar a duda atestiguan, que la profecía de Hageo, en las citas bíblicas antes mencionadas, no se estaba refiriendo al momento de la vida de estos dos profeta (Hageo y Zacarías), la profecía apuntaba hacia el postrer, último y tercer templo; como muy acertadamente dijo Dios por medio de Hageo:

”La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.” (Hageo 2:9).

Sabemos que el segundo templo demoró 46 años en su construcción, revelado en el Evangelio de Juan 2:20, y Hageo profetizó 42 años después de que se pusieron los cimientos de ese segundo templo, es decir, en el segundo año de Darío, rey de Persia (Hageo 1:1,15; 2:10), para que quedara totalmente reconstruido en el sexto año del reinado de Darío, vale decir, 4 años después. (Esdras 6:15).

“Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios, en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.” (Hageo 1-14-15)




“Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío” (Esdras 6:15)

Pero a diferencia del tercero, el segundo templo gozó de la aprobación de Dios, para que los judíos venidos de la cautividad lo construyesen, por la orden que el mismo Dios dio al rey de Persia (2 Crónicas 36: 22-23 y Esdras 1:1-4).

El tercer templo no goza, en la profecía de Hageo antes citada, de la aprobación de Dios para iniciar su construcción, a pesar, como lo he dicho, del gran interés que algunos judíos tienen de construirlo, estando ellos en posesión de su tierra desde la guerra de los 6 días en el año 1967, cuando dominaron la totalidad de Jerusalén, y de toda Cisjordania.[4] Es, pues, en este marco, que encuadra esta profecía de Hageo, totalmente fuera de contexto si quisiéramos aplicarla al pasado, cuando el anhelo de Dios en aquel entonces, era ver el segundo templo construido por la mano de los judíos que vinieron de la cautividad (Hageo 1:1-15; Esdras 5:1-17, 6:1-22), para que con la total construcción también poder cumplir parte del plan de las 70 semanas, que consistía en que la obra del segundo templo quedara concluida en las primeras 7 semanas de las 70 semanas determinadas, como lo revela el profeta Daniel (Daniel 9:25) como plan preliminar para activar el pacto con su pueblo; Lo cual veremos mas adelante.

Y Dios animó al pueblo a continuar la obra de la segunda casa de Jehová que estuvo paralizada por mucho tiempo, como lo revela el libro de Esdras (Esdras 4:1-24), mas se activó en el segundo año de Darío.

“Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedo suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia” (Esdras 4:24).

De manera, que para el 24 del noveno mes, en el segundo año de Darío, se había reactivado la obra hacía 3 meses (Hageo 1:15).

Ahora, ¿Qué explica la profecía para el 24 del noveno mes?

La profecía explica que los judíos son inmundos hasta esa fecha para la construcción de templo de Dios, y que toda obra de sus manos y todo lo que ofrecen es inmundo. Y dice inmediatamente después:

“Meditad desde este día en adelante, antes de que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová.” (Hageo 2:15)

Evidentemente, como lo he venido diciendo, aquí se refiere al templo futuro, porque el segundo estaba en construcción, y Dios mismo estimuló su reedificación. Sabemos que el Señor no va hablar hacía atrás y hacía adelante, el no es Dios de confusión, el no va a decir: Construyan; e inmediatamente después, no construyan. Es aquí nuestro deber de entender lo que trata de decir Dios.

Lo básico de esta profecía es hacer ver que llegado ese día, 24 del noveno mes, no hay templo reconstruido, porque el pueblo llamado a construirlo no ha estado preparado, y por eso Dios achicaba toda abundancia para que no prosperara su construcción.

Ahora, bien, retomando todo lo anteriormente dicho, si antes de esa fecha, 24 del noveno mes, para Dios los judíos eran inmundos para reconstruir Su templo, entonces ¿Quién puso el cimiento del templo en un día como lo revela Hageo?, volvamos al texto profético:

“Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón. ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré.” (Hageo 2:18-19)

Aquí no hay ninguna excusa, de manera, que no podemos decir que esa profecía debe ser aplicada a los tiempos de Hageo, porque Dios no se puede contradecir, debido a que el segundo templo se reconstruía con la aprobación de Dios.

Además, también sabemos, como lo he dicho antes, que los cimientos o la fundación de una estructura como la del templo de Dios no se pueden echar en un día, entonces, ¿Qué está queriendo decir la profecía?

La profecía esta queriendo decir, lo que no tiene excusa, que ese día, no los judíos sino Dios mismo, echó el cimiento del tercer templo, el día 26 de febrero del 2003, o 24 de Adar I del 5763. Y llegado el 24 del noveno mes, 19 de diciembre del 2003, se iniciaron las 2300 tardes y mañanas, que es el período que Dios escogió para comenzar los sacrificios y ofrendas que santifican al pueblo de Israel, aunque no son los judíos quienes los están ofreciendo, sino Dios mismo; por lo cual ellos están siendo bendecidos desde ese día en adelante. Como bien lo dice el Señor: “desde este día os bendeciré” (Hageo 2:19)

Las 2300 tardes y mañanas representan un período de pascua.

“Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?

Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado.” (Daniel 8:13-14)

Fijémonos que no se dice 2300 días, sino 2300 tardes y mañanas, alusión que se hace a los sacrificios, como lo dice la Ley de Moisés:

“Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde.” (Números 28:4).

De modo, que la puesta del cimiento del templo de Dios en un día (26 de febrero del 2003), y el inicio de los sacrificios (19 de diciembre del 2003) fueron activados, con evidencias bíblicamente claras y sin excusas.

Como cosa curiosa, el 20 de diciembre del año 2003, un día después de activarse las 2300 tardes y mañanas, 25 del mes noveno (Kislev) los judíos iniciaron la celebración en todo el mundo, por ocho días, como es costumbre todos los años, la fiesta de la rededicación del Templo o Hanukká (Día de las luminarias); registrada en el Evangelio de Juan (véase Juan 10:22).

Según la tradición judía, en el año 168 a.C. (antes de Cristo), el rey de Siria, Antíoco Epífanes proscribió, o eliminó los sacrificios de Templo de Dios, y trato de establecer el culto a los dioses griegos, pero fue repelido por los hijos del sacerdote Matatías, y al cabo de muchas batallas lograron liberar a Israel. Una vez que consiguieron recuperar el templo de Dios, lo asearon y “retiraron los odiados símbolos y estatuas griegas. El 25 de Kislev, terminada la tarea de restauración, el templo fue dedicado nuevamente.

...”Tomada Jerusalem, cuando Judá y sus acólitos terminan de asear el templo, prendieron la llama eterna o “N’er Tamid” que está presente en cada lugar de culto judío. Una vez encendida, la lámpara de aceite nunca deberá ser extinguida. Encontraron sólo una pequeña vasija de aceite con contenido suficiente para un día. Encendida la lámpara, ocurrió un milagro: esa pequeña cantidad de aceite ardió por no por uno, sino por ocho días.”

PERFECCIÓN PROFÉTICA DE LOS CALENDARIOS HEBREO Y GREGORIANO, DESPUÉS DEL 19 DE DICIEMBRE DEL 2003 DENTRO DE LAS 2300 TARDES Y MAÑANAS.

Comienzo de la 1ra. Pascua: lunes 5 de abril del 2004,
14 de Nisán (Ex. 12:18)



Fin de la pascua del último año: lunes 5 de abril del 2010,
21 de Nisán (Ex. 12:18)






Esta sincronización de fechas es muy significativa, existe una perfección sin lugar a dudas; el lunes 5 de abril se moldea como una fecha sumamente especial, no solamente porque representa el 21 del mes de Nisán para el 2010, sino porque a su vez representa el 14 del mes de Nisán, para la primera pascua después de iniciarse las 2300 tardes y mañanas; esto me hace ver como el período de una gran pascua, y creo que ese es el significado de las 2300 tardes y mañanas; comer la carne del cordero simboliza creer en Jesús, y padecer con Él, como dijo el apóstol Pablo:

“Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él.” (Filipenses 1:29), las hierbas amargas (Éxodo 12:8) simbolizan el sufrimiento en la tribulación, y el pan sin levadura simboliza, el nacimiento de verdadero hijo de Dios sin hipocresía, y que alcanza la perfección por la fe, como dijo también el apóstol:

“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.” (1 Corintios 5:7-8)

Ahora, pues, observando bien el panorama que las profecías nos señalan, podemos entender las palabras de nuestro Señor Jesucristo, cuando en su última pascua dijo:

“¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes de que padezca! Porque os digo que no la comeré más hasta que se cumpla en el reino de Dios.” (Lucas 22:15-16)

De hecho, la pascua anunciaba su muerte, por eso deseaba compartir con sus discípulos el simbolismo de su sacrificio, lo que fue la principal razón de su presencia en este mundo, como muchas veces se lo dijo a sus discípulos; recordemos el pasaje de la samaritana, donde Jesús le dijo ha sus discípulos:

“Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.” los discípulos se extrañaron y se decían unos a otros: “-¿Le habrá traído alguien de comer?” Mas Jesús les dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y acabe su obra” (Juan 4:32-34) refiriéndose a su sacrificio.
Siendo, pues, esto, una analogía, Jesús está diciendo que el sacrificio en su cuerpo que es la pascua, no lo sufrirá más hasta que se cumpla en su iglesia, su reino; cuando ésta entre en su plenitud; es decir, cuando el cuerpo de Cristo que es la iglesia (Efesios 1:23, Colosenses 1:18) entre en su plenitud, entonces será sometido al sacrificio de la prueba, por lo cual Dios programó de antemano la pascua final dentro del período de las 2300 tardes y mañanas, para luego someternos a los padecimientos que están profetizados que sufriremos.

Por eso, Jesús en el pasaje de la samaritana, expresa inmediatamente después, proféticamente, lo que sería la visión del futuro, es decir, el fruto de su padecimiento; como dijo el profeta Isaías:

“Y vera el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos” (Isaías 53:11)

Dios muestra la totalidad de la iglesia, su reino, la plenitud de los gentiles convertidos a él, en su madurez, para la cosecha. Cuando dice:

“¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la ciega? He aquí os digo: alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: uno es el que siembra, y otro el que siega. Yo os he mandado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrados en sus labores” (Juan 4:35-38)

Todavía pudiera yo decir muchas cosas más que corroboran y corresponden a todo lo que estoy diciendo, pero también sé que para el buen entendedor pocas palabras bastan, por lo cual el que tiene su oído atento comprenderá, como dice Daniel: ...”,Y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.” (Daniel 12:10b).

TERCERA FECHA PROFÉTICA: 21 del mes séptimo.
La tercera fecha profética que Dios nos presenta en el libro de Hageo, es el 21 del séptimo mes, cuando dice:

“En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo: ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y como la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos? Pues, ahora, ahora Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová el Señor; esfuérzate también tu Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad animo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos. Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis. Porque así dice Jehová de los Ejércitos: de aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos. La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.” (Hageo 2:1-9)

Esta fecha Dios la presenta muy alusiva al momento en que anima a Zorobabel a iniciar la reconstrucción física del tercer templo de Jehová.

En esta profecía muestra un encargo especial de Dios hacia Zorobabel, gobernador de Judá, y hacia Josué, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, para iniciar la reconstrucción de la casa de Jehová.

Dios ha escogido, en esta ocasión, para presentarnos esta profecía el día 21 del mes séptimo, que representa el séptimo día de la fiesta solemne de los Tabernáculos, fiesta instituida por el Señor, referida en el libro de Levítico cuando dijo:

“Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: a los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a Jehová por siete días. El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervo haréis. Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; es fiesta, ningún trabajo de siervo haréis”. (Levítico 23:33-36).

Lo que estamos observando es, a Dios pararse sobre esta fecha para anunciar que de aquí a poco hará templar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca, para iniciar dicha construcción. Y el haberse encuadrado Dios en esta fecha, para anunciar esta profecía, es evidencia que el asunto es firme de parte de Dios.

“Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca. Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos”. (Hageo 2:6-7)

CUARTA FECHA PROFÉTICA: 24 del mes undécimo.

Ahora, hay una 4ta fecha, referida por el profeta Zacarías en el primer capitulo, versículo 7, que dice:

“A los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: Vi de noche, he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que habían en la hondura; y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos.” (Zacarías 1:7-8)

Los caballos alazanes, overos y blancos, que Dios envió ha recorrer la tierra, hablaron al ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron:

“Hemos recorrido la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta. Respondió el ángel de Jehová y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuando no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por setenta años? Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo.
Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: clama diciendo: así dice Jehová de los ejércitos: Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion. Y estoy muy airado contra las naciones que están reposadas, porque cuando estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal. Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa, dice Jehová de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén. Clama aún diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sion, y recogerá todavía a Jerusalén.” (Zacarías 1:11-17)

Podemos observar como Dios clama; diciendo:

“Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por setenta años?”

Oír decir a Dios, en esta lectura, 45 años después de haberse cumplidos los setenta años de cautividad, en el año segundo de Darío, cuando el pueblo judío había regresado de la cautividad, por orden de Dios mismo, y habiendo puesto los cimientos del templo desde hacía 42 años: “¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén”…? me permite entender que dichas palabras no están referidas a los hechos de aquel momento, los cuales contrastan con estas palabras, porque ya Dios había emprendido su decisión de consolar a su pueblo para tener misericordia de ellos.
Ahora, ¿a qué se refiere nuestro Señor cuando dice entonces: “has estado airado? Porque Dios, para el segundo año de Darío, ya no estaba airado, había estado airado, pero en este momento ya no lo estaba.


Respuesta: - Él está haciendo referencia en esta profecía, al siguiente período de cautividad y dispersión del pueblo judío después de la muerte del Mesías, la cual abarcó un largo tiempo de 1970 años (Daniel 9:26), que concluyó con la confirmación del pacto de Dios con Israel por la semana faltante; y aunque los judíos estén habitando actualmente su tierra, ellos mismos afirman que mientras no exista su templo, ellos están en el exilio o en la diáspora, es decir como si no estuvieran en su tierra. Más cuando construyan el templo de Dios en Jerusalén será, pues, el momento de transición para el fin del tiempo de los gentiles. Como dice el Señor: …”Hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lucas 21:24c)
“Y estoy muy enojado contra las naciones que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal”.
Aquí Dios da cuenta de su malestar contra todas las naciones del mundo; porque, ciertamente, el mal que vino sobre el pueblo judío y sobre Jerusalén fue producto de su rebelión contra Dios.
Ellos, apartándose de Sus ordenanzas, se fueron por el camino del mal, adorando a dioses ajenos, imágenes de dioses de otras naciones que se hicieron para pecar contra Él; actuando, igualmente, sin misericordia para con su prójimo; colmando, pues, Su paciencia, cuando asesinaron al Mesías.
Mas llegado el tiempo determinado, y atendiendo a sus promesas, Dios se compadece de su pueblo judío y de Jerusalén, y confirma su pacto con ellos en el cumplimiento de la septuagésima semana. Por lo tanto, si Dios fue severo con su propio pueblo, castigándolo por sus rebeliones; de modo, que al volverse Dios en misericordia hacia su pueblo Israel, todas las naciones caerán ahora bajo el látigo de la justicia de Dios. Porque necesario era que el juicio de Dios comenzará por la casa de Dios, y si primero comenzó por su pueblo, cual será el fin de aquellos que no le obedecen; por eso el arrepentimiento que Dios exige de la humanidad es imperativo, como lo expresó el apóstol Pablo en Atenas, cuando dijo:
“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designo, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.” (Hechos 17:30-31)
Por eso, la aparición de los dos seres malignos en este mundo, en estos últimos tiempos; ellos son instrumento en las manos Dios para castigar (Isaías 10:5-15)
El Señor dice ahora de su pueblo judío: “Cuando yo estaba enojado un poco con ellos” las naciones agravaron sus pecados contra Dios.
Aquí podemos ver la perfección en la oración en tiempo pasado, “cuando yo estaba enojado”; se podría interpretar, y no afectaría a la profecía, que Dios se refería a los 70 años de cautividad en Babilonia, pero si esta reconciliación de Dios sobre su pueblo Israel, después de la cautividad, no hubiese tenido otro divorcio 483 años después (69 semanas por 7 años), el cual comenzó con la muerte del Mesías, y mantuvo una separación, no de 70 años, sino de 1970 años exactamente hasta el 2003 (2003 años d.C. menos 33 años de la edad de Cristo); entonces, no estaría yo equivocado al interpretar, apropiadamente, que Dios estaba manifestando que Su verdadero enojo correspondía a este largo período de castigo de 1970 años; que conllevaría, después del fin de Su enojo, a una eterna consolación y definitiva paz, nunca más estorbada.


Interpretación de la profecía de Oseas 6:1-2, recpecto a este análisis:
Este tiempo de castigo de 1970 años es perfecto por terminar en 70, y se corresponde de manera extraordinaria a la palabra de Dios dicha por el profeta Oseas, cuando dijo:
…“venid y volvamos a Jehová; porque el arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.”… (Oseas 6:1-2).
Esta profecía habla del castigo que el pueblo de Israel recibió por dos días (1970 años) desterrado de su tierra y sin su templo para guardar los estatutos y decretos que Dios ordenó para que ellos cumplieran.
La base de estos días que habla el profeta, es desde el nacimiento de Cristo en la tierra. Estos días son días de 1000 años.
Esto también corrobora lo que dijo el apóstol Pedro, cuando escribió:
…“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca sino que todos procedan al arrepentimiento.”… (2 Pedro 3:8-9)
Entonces en estos 1970 años de castigo que los judíos recibieron, a raíz de la muerte del Mesías, representa dos días, es decir:
1000 años igual a 1 día, y 970 años que corresponde al 2do día; en este momento, a los 1970 años de castigo a los judíos, se confirma nuevamente el pacto con Israel en el año 2003 de la edad de Cristo, abarcando ya completamente el 2do día, y entramos en el tercer día; transcurren, pues, los 7 días (de años) de la semana del pacto, para llegar al 2010, 5 de abril, 21 del mes de Nisán (día final de la pascua) del año 5770 del calendario hebreo, en este tercer día, o tercer milenio, como nos dice Oseas, Dios nos resucitará, y viviremos delante de Él. Todo fue diseñado a la perfección.

“Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejos que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. Antes de que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.” (Isaías 65:18-25).
Ciertamente, habiendo un segundo período extremadamente superior de castigo que el primero, las profecías serían orientadas a indicar las cosas que ocurrirían al final, tomando como base los hechos del pasado.
Las exactitudes numéricas son extraordinariamente perfectas, fijémonos:
Esta fecha pudiera suponer la fecha más cercana a la construcción física del templo; el mes undécimo a la cual se hace referencia, dentro de la septuagésima semana, corresponde al mes de o Shevat, entre enero y febrero. El primer y segundo templos iniciaron su construcción en el mes de Iyar o Zif (1 Reyes 6:1, Esdras 3:8) que es el mes segundo (entre abril y mayo).
Y lo curioso para mí, es que Dios haya consumido casi la totalidad de la semana setenta de Daniel, que contiene un total de 84 meses, sin que todavía se inicie la construcción del tercer templo, que sin duda alguna se edificará dentro de la semana. En efecto, en esto puedo ver la infinita misericordia de Dios para con el mundo, debido a que yo reconozco que la construcción física del templo traerá consigo la presencia de un gran cataclismo mundial, el cual en lo sucesivo mostraré las citas bíblicas que lo corrobora. De manera que su paciencia ha sido para nuestro bien, esperando que todos nos arrepintamos.

¿Qué nos muestra las profecías de lo que ocurrirá el día que se inicie la construcción del templo de Dios en Jerusalén?

“Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro. Y cambiaré vuestras fiestas en lloro, y todos vuestros cantares en lamentaciones; y haré poner cilicio sobre todo lomo, y que se rape toda cabeza; y la volveré como en llanto de unigénito, y su postrimería como día amargo”. (Amós 8:9-10).

Amós, continua, y más adelante dice, refiriéndose a “aquel día”:

"En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto.” (Amos 9:11)
Dios dice de los días siguientes a este acontecimiento:

“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed.” (Amos 8:11-13).

Y continua diciendo:

“El señor, Jehová de los ejércitos, es el que toca la tierra, y se derretirá, y llorará todos los que en ella moran; y crecerá toda como un río, y mermará luego como río de Egipto. Él edificó en el cielo sus cámaras, y ha establecido su expansión sobre la tierra; él llama las aguas del mar, y sobre la faz de la tierra las derrama; Jehová es su nombre.” (Amós 9:5-6).
También dice:
“Dice, pues, el Señor. Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón esta lejos de mí, y su temor de mí, no es más que un mandamiento de hombres que le ha sido enseñado; por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.” (Isaías 29:13-14)


LOS DOS TESTIGOS.

Nombre dado en el Apocalipsis, o Libro de las Revelaciones en la Santa Biblia, a dos varones de Dios en lo porvenir, en un tiempo previo a fin del siglo (Apocalipsis 11:1-14), fin del cual habla nuestro Señor Jesucristo en Mateo 24:3-22.
En concordancia con la profecía de Zacarías, en el antiguo testamento (Zacarías 4:1-14), donde el Señor revela que estos dos personajes, son representados por dos ramas de olivos que suministran de sí mismo, aceite; para que las lámparas puedan alumbrar. Estas lámparas son siete, y pertenecen a un candelabro de oro.
Apocalipsis 11:4 refiere explícitamente que estos dos testigos son “los dos olivos que están en pie delante del Dios de la tierra” expresión traída del libro del profeta Zacarías.
...“Y daré a mis dos testigos que profeticen, por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.”... (Apocalipsis 11:3-4)

...“Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierte de sí aceite como oro? Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.”... (Zacarías 4:11-14).

En el contexto de la cita del profeta Zacarías, Capítulo 4, se puede sacar una deducción lógica, para identificar las características inherentes de estos personajes proféticos del futuro, de manera que podemos reconocerlos.

...“Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubo para sus lámparas que están encima de él; y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, Señor mío? Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, Señor mío. Entonces respondió y me habló diciendo: esta es la palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros. Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.” (Zacarías 4:1-10).

Demostraré, primeramente, que esta profecía que estamos leyendo, no puede tratarse o estarse refiriendo a hechos ocurridos o por ocurrir en la época de Zorobabel, hijo de Salatiel, y de Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, cuando se reconstruía el segundo templo, veamos las razones de esta apreciación:

1.-Esta profecía pareciera querer predecir que Zorobabel echaría los cimientos del segundo templo, y digo pareciera, porque lo realmente cierto fue, que cuando el profeta Zacarías profetizó esto, ya había transcurrido cuarenta y dos (42) años desde que Zorobabel hecho los cimientos del templo; pero si leemos esta profecía sin percatarnos de esta realidad a todas luces demostrable, podríamos incurrir en este error.

Ahora, veamos, en el capítulo 3 del libro de Esdras, del versículo 8 en adelante, donde se registra el momento en que Zorobabel y Josué, juntos con todos los que vinieron de la cautividad de Babilonia a Jerusalén, activan la obra para poner los cimientos de la casa de Jehová, en el segundo año de su venida, en el mes segundo que fue el mes de Zif o Iyar..

...“En el segundo año de su venida a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron Zorobabel hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Josadac y los otros sus hermanos, los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén; y pusieron a los levitas de veinte años arriba para que activasen la obra de la casa de Jehová. Jesúa también, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, hijos de Judá, como un solo hombre asistían para activar a los que hacían la obra en la casa de Dios, junto con los hijos de Henadad, sus hijos y sus hermanos, levitas. Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel.”…(Esdras 3:8-10).

Más adelante, en el capítulo 4, narra que los enemigos de Judá y de Benjamín se les opusieron para que no construyeran el templo, debido a que ellos le habían solicitado que los dejaran participar conjuntamente con ellos para edificar la casa de Dios, a lo cual no accedieron, alegando que la orden dada por el rey Ciro fue para que los judíos, venidos la cautividad de babilonia, edificasen casa a Jehová, y no otros.

...“Pero el pueblo de la tierra intimido al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia.” (Esdras 4:4)

Después de transcurrir un largo período de 42 años desde que se inicio la obra, los profetas Hageo y Zacarías comienzan a profetizar en el año segundo de Darío de Persia, como lo muestra el libro de Esdras, Capítulo 5, y por favor, lea y entienda todo el Capítulo 5 y 6 de Esdras antes de proseguir:

“Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban.”… (Esdras 5:1-2).

Profecía de Hageo:

“En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada. Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová”...”Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová. Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios, en el día veinticuatro del mes sexto en el segundo año de Darío.” (Hageo 1:1-7,13-15).

Esto, que acabo de leer, es contundente para demostrar que la profecía de Zacarías 4:9, donde se anuncia la puesta de los cimientos de la casa de Jehová por parte de Zorobabel, es una profecía no cumplida, es decir, es una profecía extemporánea[5]; que se habría de cumplir en lo porvenir y no pertenece de manera alguna al momento en que se pronunció. Porque el querer adjudicar esta profecía como cumplida en el tiempo de Zorobabel y Josué, es también afirmar que la profecía es tardía[6], y definiría que Dios no logró anunciar de manera oportuna un hecho que Él quería predecir; y en última instancia, se estaría afirmando inconscientemente (para emplear el termino freudiano) que Dios se equivocó, porque no pudo traer a los profetas con suma anticipación para manifestar su mensaje, y así, demostrar su grandeza, poder y gloria.
Yo reconozco que esta profecía de Zacarías es extemporánea, y está fuera del contexto histórico de su promulgación; y estoy convencido que Dios no se equivocó, ni se equivocará; y cuando el anuncia una profecía, es para demostrar Su omnisciencia y poder, que no hay nadie como Él, que anuncia lo porvenir desde tiempos antiguos.

Él reta a los falsos dioses, diciendo:

“Alegad por vuestra causa, dice Jehová; presentad vuestras pruebas dice el Rey de Jacob. Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir. Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; o a lo menos haced bien, o mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos. He aquí que vosotros sois nada, y vuestras obras vanidad; abominación es el que os escogió” (Isaías 41:21-24)

Y en otra parte dice:

...“Acordaos de esto, y tened vergüenza; volved en vosotros, prevaricadores. Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay nada semejante a mí, que anuncio lo porvenir desde el principio, y desde la antigüedad lo que no era hecho; que digo mi consejo permanecerá y haré todo lo que quiero; que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hable y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré.” (Isaías 46:8-11).

Deseo agregar algo más, para exaltar aún más el nombre santo de mi Dios, a quien sirvo, como siervo inútil que soy, como Él mismo lo dice, y así es (Lucas 17:10); que aproximadamente 200 años antes de que existiera el rey Ciro de Persia, llamado Ciro el grande, nombre y sobrenombre dado por Dios mismo; ya Dios había hablado de él, quién sería la persona de autoridad que Dios usaría para ordenar la construcción de Su segundo templo en Jerusalén (Daniel 9:25); profecía de Isaías del capítulo 44:28, 45:1-7. Isaías profetiza durante el reinado de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá (Isaías 1:1)

Uzías gobernó en Jerusalén durante 52 años (2 Crónicas 26:3), quizás Isaías profetizó al final de ese reinado; después,
Jotam, reinó 17 años (2 Crónicas 27:1).
Acaz, reinó 17 años (2 Crónicas 28:1).
Ezequías, reinó 29 años (2 Crónicas 29:1).
Manasés, reinó 55 años (2 Crónicas 33:1), ya para ese entonces habría muerto el profeta Isaías.
Amón, reinó 2 años (2 Crónicas 33:21).
Josías, 31 reinó en Jerusalén (2 Crónicas 34:1).
Joacim, reinó 11 años en Jerusalén (2 Crónicas 36:5)
Sedequías, reinó 11 años en Jerusalén (2 Crónicas 36:11), tiempo en que el templo fue destruido por Nabucodonosor rey de Babilonia
Más agreguemos los setenta (70) años de cautividad del pueblo judío en Babilonia (2 Crónicas 36:21).

Sumado todo esto, veremos que hay, quizás, más de 200 años desde el tiempo que profetizó Isaías acerca de Ciro, rey de Persia. De manera, que ni este rey, ni su imperio se vislumbraba para ese entonces; ni el templo majestuoso de Dios, hecho por el rey Salomón, imaginarían en ese entonces, que sería destruido.

Es, pues, en ese tiempo, y en ese contexto histórico, cuando Dios usa al profeta Isaías, cuando dijo:

...“que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado. Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos bien guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste, para que sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más Dios que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.” (Isaías 44:28, 45:1-7).

Creo que ha Ciro se le anunció, se le predicó, acerca de esta profecía de Isaías, la cual fue leída ante su presencia, en un heroico y valiente atrevimiento de algún judío, hijo de Dios; quien entre los muchos que conocían esta profecía cumplida ante sus ojos, se vio comprometido en no fallarle a Dios, expresándola ante la presencia del rey, para mostrarle que su existencia en este mundo no era sino el designio de Dios, para hacer regresar al pueblo judío a Jerusalén, para que construyesen la casa de Señor, y de esta manera, activar la orden de Dios de las setenta semanas del profeta Daniel con la salida del edicto del palacio del rey. (Daniel 9:25)

Esto, pues, causó en el rey persa una gran conmoción de fe, espiritualidad, y entrega total, ante el Dios Supremo que le había dado todo, aunque él no le conocía, porque, obviamente, él, no era judío. De modo, que la orden dada por Dios a Ciro no se hizo esperar.


DECRETO DE CIRO:

“En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá, Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. Y a todos el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.” (Esdras 1:1-4, 2; Crónicas 36:22-23).

Este acontecimiento fue un absoluto milagro de Dios, comparable con la salida del pueblo de Israel de Egipto, donde Dios tuvo que mostrar su grandeza de otro modo, para que el corazón endurecido del faraón dejara ir libre a Su pueblo para que le adorase en el desierto.

42 AÑOS DE LA DEMORA PARA TERMINAR DE CONSTRUIR EL SEGUNDO TEMPLO EN JERUSALÉN.

Les voy a mostrar como se puede conocer el tiempo de la gran demora que tuvieron los judíos venidos de la cautividad de Babilonia para terminar de construir el templo de Dios, porque en el libro de Esdras se hace manifiesto que la construcción fue paralizada por mucho tiempo a causa de enemigos vecinos, israelitas de Samaria que se quedaron en esas tierras cuando los judíos fueron llevados a la cautividad por manos de Nabucodonosor rey de Babilonia, pero el tiempo de la demora no está registrada exactamente en el libro de Esdras, pero si dice que pasaron tres reyes en el impero persa desde la orden dada por Ciro, rey de Persia, para dejar ir en libertad a los judíos para que reconstruyeran el templo en Jerusalén.

...“Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia. Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del rey Darío.” (Esdras 6:14).

Dos pistas nos deja el Señor para descifrar el tiempo de la demora.

PRIMERA PISTA:

Una de estas pistas está en el evangelio de Juan 2:20, cuando los judíos le dicen a Jesús:

...“En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿Y tú en tres días lo levantarás?”...

Estos 46 años, hace clara referencia a la demora de la construcción del segundo templo. Si a estos 46 años le resto los cuatro años finales de esa construcción, desde el año segundo hasta el año sexto de Darío de Persia, obtenemos que Hageo y Zacarías profetizaron 42 dos años después de que se colocaron los cimientos de esta casa de Dios.

Es este el momento oportuno para demostrar que el profeta Hageo no era un anciano, como muchos han interpretado, basado en la palabra que manifestó, cuando dijo: “¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?” (Hageo: 2:3)

1. Quiero hacer esta aclaratoria, no porque tenga una gran importancia el conocer si era o no era anciano este profeta, sino más bien, por las implicaciones que trae una errónea interpretación; pero tampoco estoy animado a ser un inquisidor de estas interpretaciones o de estos interpretes, no quiero que me mal interpreten, aunque en algunas oportunidades he sido severo en aclarar algunas otras interpretaciones bíblicas que son de condenar.

Los que hicieron y los que respaldaron esta interpretación, se fundamentan en el creer que el profeta habla por su cuenta, a modo propio, para una interpretación personalista o privada (hacia quién la pronunció), es lo mismo que nos quiso enseñar el apóstol Pedro, cuando dijo:

...”entendiendo primero esto, que ninguna profecía es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” (2 Pedro 1:20-21).

A qué me refiero?

Me refiero a que interpretaron que Hageo fue el que preguntó y no Dios, cuando dijo:

“¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?”.

Al interpretar que la pregunta fue hecha por Hageo, se cae en la conclusión de que él preguntó eso, porque conoció la casa primera, templo que construyó el rey Salomón. Pero, veo que se incurrió en algo cuando se hizo esa interpretación, y fue que se ignoró el pasaje anterior que debía ser interpretado dentro del contexto, el cual dice: “En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo:” (Hageo 2:1-2).

Ahora, bien, después de leer estos dos pasajes iniciales contestemos este cuestionario: ¿Quién fue el que preguntó? ¿O de quién fueron las palabras que salieron de la boca de Hageo? ¿De Hageo o De Dios?

Si son de Dios y no de Hageo esas palabras, entonces fue Dios quién preguntó, Hageo sólo fue un instrumento que Dios uso, de manera, que el no tiene parte en este asunto. Esto es: Dios con su pueblo. Siempre ha sido así.

Dios si sabía que el primer templo tuvo mayor gloria que el segundo. Y ninguno a los que se les pregunto, había conocido el primer templo, ya no quedaba nadie, esa generación había pasado por completo, por eso Dios les dice:

“¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?”.

Porque, ciertamente, nadie podía dar testimonio del primer templo, que haya sobrevivido. Por eso no podían imaginárselo, para tener una idea de lo que Dios quería. Esta es la interpretación del pasaje.

2. Como segundo punto, veremos que existe una separación desde la existencia del primer templo a la construcción del segundo, hasta el tiempo que profetiza Hageo y Zacarías, de 115 años, es decir, la suma de los 70 años del exilio en Babilonia más 45 años hasta Hageo y Zacarías. Este tiempo es suficiente para que una generación sea extinguida por completo.

De manera, que al parecer Hageo no era ningún anciano, pues, ellos también metían la mano para ayudar a la edificación de la obra (Esdras 5:2), y un anciano de por lo menos 140 años, que es la edad que debiera haber tenido Hageo para tener conciencia del primer templo, le imposibilitaba para trabajar en la obra.

Mas conocemos lo que dice el Salmo: “los días de nuestra edad son setenta años; y si los más robustos son ochenta años, con todo su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan y volamos” (Salmo 90:10), este sería el parámetro de las edades que aproximadamente vivieron los reyes David y Salomón, quienes gobernaron como reyes de Israel por espacio de 40 años cada uno.

SEGUNDA PISTA:

Continuando con la demostración para reconocer el tiempo de la demora de la edificación del segundo templo de Dios, tenemos una segunda pista, que se encuentra comprendida dentro de las setenta semanas del profeta Daniel, la cual dice:

..."Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.” (Daniel 9:25)

Estas primeras 7 semanas que están separadas de las otras 62, fueron presentadas así para demostrar que las 70 semanas completas tienen como fin común el pacto de Dios con Israel, cuyo vínculo inseparable es el templo, de modo que si no hay templo, tampoco hay pacto. Por lo tanto, Dios a querido establecer en esta orden o decreto, que la construcción del templo a de ser considerada efectiva, desde la salida del edicto del rey que daría la orden para su edificación, haciendo igualmente efectivo el inicio de las 70 semanas.

Podemos ver, entonces, que estas 7 semanas representan 49 años, es decir, 7 semanas por 7 años cada semana, esto nos daría un total de 49 años, de manera que el templo demoraría 49 años para su total construcción desde la salida de la orden para su construcción.

Podemos, pues, observar, que Dios tiene todo previsto; esta demora no fue casual, todo estaba ya establecido en los planes. Y esto es grandioso, sea el nombre de Dios exaltado hasta lo sumo, y su sabiduría excede todo lo alto, no hay palabras en este mundo para expresar esta grandeza.

Si a estos 49 años le restamos los 46 años de construcción del templo propiamente dicha, entonces, tenemos que desde la salida de la orden para edificar el segundo templo (edicto del rey Ciro), hasta el día que Zorobabel y Josué, junto con todos los judíos que vinieron de la cautividad de Babilonia, echaron los cimientos del templo, transcurrieron 3 años. De modo que todo esto confirma la demora.

Por eso he dicho que desde el primero al segundo templo, hasta Hageo y Zacarías, transcurrió un tiempo de 115 años, que comprenden: los 70 años de cautividad, más 3 años desde la salida del edicto de Ciro hasta la puesta de los cimientos del templo (Esdras 3:8), más 42 años hasta Hageo y Zacarías, que fue en el año segundo de Darío, rey de Persia.

Retomemos, ahora, el punto de la profecía sobre Zorobabel, a quien se le ha designado la tarea de la construcción del templo.

En el capítulo 6 del profeta Zacarías, verso 12 al 13 y 15, leemos:

...“Y le hablarás diciendo: Así a hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: he aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de Jehová. Él edificará el templo de Jehová, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado; y consejo de paz habrá entre ambos”…”y los que están lejos vendrán y ayudarán a edificar el templo de Jehová, y conoceréis que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros. Y esto sucederá si oyereis obedientes la voz de Jehová vuestro Dios.”

En el Capitulo 3, verso 8 de Zacarías, Dios le revela a Josué, sacerdote que estaría a su lado, quién sería Zorobabel, cuando dice: “He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo.” Es decir que el Renuevo edificará el templo, y el Renuevo es Zorobabel.

De manera, que ya Josué se enteraría en su debido momento, quien sería Zorobabel, el Renuevo, el cual brotará de la simiente de aquel Zorobabel. Esta es la interpretación de la profecía, aquí Dios hace manifiesto que los dos testigos serán un futuro Zorobabel y un futuro Josué.

Estos, Zorobabel y Josué, son los dos testigos del futuro, no porque Dios vaya a resucitarlos, no, sólo simbolizarán a aquellos personajes del pasado; pero, sí son simientes de aquellos, por lo que dice “brotará de sus raíces”, especialmente a lo concerniente a Zorobabel (Zacarías 6:12).

Ellos son revelados en Zacarías 3: 1-10, 4:1-14, 6:9-15, en Isaías 41: 8-13, 43: 1-12, 44:1-8, 44: 21-27, 46: 8-11 y en Apocalipsis 11:1-13.

Ellos anunciarán el evangelio de reino, tendrán la claridad para entender las profecías de los últimos tiempos, uno reconstruirá el templo en Jerusalén, y ambos juntarán al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, su templo, y lo instruirá.

Ellos son los candeleros (los que encienden las lámparas), y también son las ramas de olivos que destilan el aceite como oro para las lámparas; todo esto es un simbolismo, el aceite es el conocimiento de la palabra de Dios, la interpretación correcta de las profecías, que nos corrobora a través de la Biblia, que estamos en los tiempos del fin. Ellos revelarán al mundo quién es el anticristo, quién el falso profeta, cómo comienza y termina la septuagésima semana de Daniel, y todos los enigmas que Dios crea necesario que sean revelados; y ponen a descubierto a los falsos maestros y falsos profetas.

El candelabro de oro con sus siete lámparas representa a la iglesia de Cristo, el pueblo de Dios diseminado en todo el mundo; de manera, que representa la misma interpretación de los siete candeleros vistos por el apóstol Juan, en el libro del Apocalipsis, cuya interpretación dice:

“El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.” (Apocalipsis 1:24).

De ellos Isaías dice:

“Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos. Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos y justifíquense; oigan y digan: Verdad es. Vosotros sois mis testigos”... (Isaías 43:8-10)

Esto de sacar al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos. Habla de una exclusión, existe un pueblo dentro de la obra de Dios, que no atiende a la voz de Dios, no perciben la voluntad de Dios revelada en la Biblia; estos hablan de Dios, adoran a Dios. Pero Dios para ellos no es más que un objeto de adoración, muchas de estas personas son bohemias en esto de adorar a Dios, pero su vida y su conducta muestra todo lo contrario.

Para estas personas, esto que estamos tratando, es irrelevante, no tiene mayor importancia; de manera, que no es Dios quien los está excluyendo, son ellos mismos los que se han excluido de la voluntad de Dios; mas a todo el pueblo que se ha apercibido de estas cosas, y guardan el testimonio de Su Palabra, Dios manda a que se congreguen en un mismo espíritu y en una misma fe, en todo el mundo, todas las naciones y todos los pueblos. No se trata de hacer nuevas construcciones para edificar recintos grandes, no. Se trata de unirnos de verdad.

Esto se trata de la prueba final para el mundo, y el pueblo de Dios esta inmerso en esta prueba; y Dios mismo va a conocer en ese entonces, quién es Suyo, y quién no lo es. También, ellos mismos observarán a los testigos, percibirán de ellos la Palabra de Dios; le creerán, por lo cual asienten diciendo: verdad es. (Isaías 43:8-10)


LOS QUE MENOSPRECIARON EL DÍA DE LAS PEQUEÑECES (ZACARÍAS 4:10).

La profecía de Zacarías afirma: “los que menospreciaron el día de las pequeñeces, verán la plomada en manos de Zorobabel”.

Esta profecía no se podría interpretar correctamente, si aquel que intenta interpretarla no estuviera presente cuando ese día se manifestara.

Tendría que conocer cual es la importancia de ese día con mucha anticipación, y proclamar su advenimiento, cómo habría de producirse, y qué tiempo o período se aperturaba con él; y este ejercicio sería el resultado de una gran convicción que le permitiría hablar con autoridad acerca de ese día; de otro modo, no podría lograr una cabal interpretación.

El día de las pequeñeces está relacionado con hechos acaecidos sobre pronunciamientos predichos acerca del día que comenzaría la septuagésima semana de Daniel; el cual manifestó en aquel entonces, que el 26 de febrero del 2003 comenzaría la construcción del templo, y también dijo que con motivo de este acontecimiento Dios traería un cataclismo mundial, pero nada de esto ocurrió, el primer sorprendido fue él mismo; mas lo único que ocurrió, fue una inusual tormenta de nieve sobre Jerusalén que, según medios de comunicación informaron, en los cincuenta años de historia contemporánea del Estado de Israel nunca había ocurrido tan grande tormenta que dejó a Jerusalén para el día 26-02-2003 copada de nieve como nunca antes; cosa pequeña, para lo que había interpretado. Pero, lo cierto fue que la septuagésima semana se activó ese día, el profeta nunca flaqueó en esa fe, aunque se notó sorprendido de no haber entendido bien los eventos que ocurrirían para aperturar ese día.

La semana número setenta de Daniel se hizo manifiesta realmente, aunque nadie lo sepa, sino Josué y sus amigos que se sientan delante de él; porque no por la ignorancia del mundo, acerca de esto, la septuagésima semana se dejaría de cumplir.

En este caso, sus amigos, en vista de no haber visto el inicio de la construcción del templo, ni ninguna otra cosa extraordinaria, menospreciaron este día, aun dudaron que la septuagésima semana de Daniel se había iniciado; ellos verán después, lo que no se manifestó al principio, y verán a la persona que tendrá la tarea de la construcción del templo de Dios en Jerusalén, en su justa labor; esa persona, será Zorobabel.

Zorobabel del futuro sabe como debe construirse el templo de Dios, ha estudiado muy bien las profecías, conoce la geopolítica de Jerusalén y la explanada del templo, conoce la situación geográfica respecto a la mezquita del Domo de la Roca, y tiene la maqueta del templo diseñada por él mismo en la explanada del templo, con todas las implicaciones y medidas exigidas en la profecía de Ezequiel, capítulos 40 al 48, y presentada por él mismo al gobierno israelí.

Aunque él no se llame Zorobabel, no por eso no lo es. Es como el nombre de nuestro Señor, estaba profetizado que se llamaría Emanuel, que significa: Dios con nosotros, pero lo llamaron Jesús, que significa: Salvador. Jesús, nombre que es sobre todo nombre.

Este Zorobabel es un judío que ama a Jesús, cosa muy especial. Este es un hombre sujeto a pasiones como cualquier otro, pero Dios lo santificará, lo revestirá de autoridad (lo ungirá), ya existe, tiene nombre y apellido.

Tiene una especial vehemencia por construir el templo de Dios.

“En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos” (Hageo 2:23).

En conclusión, ya Dios había registrado este momento, el cual llamó, a consecuencia de la incredulidad de los amigos de Josué (Zacarías 3:8), "el día de las pequeñeces".

Por otra parte, es muy curioso, que en la amonestación que Josué recibe de parte de Dios (hablo de Zacarías, capítulo 3, verso 6-8) se le haya prometido que si anduviere por Sus caminos, y si guardare Sus ordenanzas, también él (Josué, sumo sacerdote) gobernaría Su casa; a su vez, guardaría Sus atrios, y entre esos que allí están le daría lugar. Esto habla del templo, del cual Josué es sumo sacerdote, pero al parecer este Josué no pertenece a ese grupo de servidores del templo, si no, no se le diría lo que se le dijo; pero que si cumple con lo ordenado, se le daría lugar allí. Es evidente que este no es aquel Josué de la antigüedad, sino más bien, el Josué del futuro, que no está familiarizado con los asuntos de templo; pero que se le permitiría estar con ellos, y gobernar y administrar con ellos en el templo.

Esta profecía que citaré esta relacionada con lo antes expuesto:

“Acordaos de esto, y tened vergüenza; volved en vosotros prevaricadores. Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo porvenir desde el principio, y desde la antigüedad lo que no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo.” (Esto es, para traer a Josué) Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré.” (Isaías 46:8-11).

Esta profecía fue manifestada desde Jerusalén, hace 2700 años aproximadamente, y revela que Dios llevaría allá a un varón de tierra lejana que tendría el consejo de Dios, y ese consejo de Dios está relacionado con las cosas que Él anunció para lo porvenir desde el principio, y desde la antigüedad lo que no era hecho; y asegura que esas cosas, que Él llama Su consejo, permanecerá, es decir, Dios revelará todo el misterio escondido que él se propuso revelar desde el principio, y utilizará a ese varón de tierra lejana (con relación a Jerusalén), para cumplir ese propósito. Estas cosas Él las ha preparado desde el principio, las pronunció por Su boca y las hizo ley, lo pensó, por lo cual lo hará, y no habrá nadie que se lo impida. ¡Y hay de aquel que se le oponga! ¡Y de aquellos que intenten hacerle daño!. Porque Dios cumplirá su propósito hasta que se cumpla el plazo determinado, como lo revela el libro de Apocalipsis 11:1-14.

Las manos de Yisrayl Hawkins (Zorobabel) echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros. Este es el ungido de Jehová. Esta es la revelación de la palabra de Dios que he recibido y he visto por la fe, de parte de mi Señor, Jesús de Nazaret, a quien sirvo, para Su gloria, y para Su honra. Amén.


BREVE EXPLICACIÓN DEL FUNCIONAMIENTO DEL CALENDARIO HEBREO.
El año hebreo cultual, comienza a contarse en el mes de Nisán o Abib, entre los meses de marzo y abril, así está establecido en la Biblia en Deuteronomio 16:1, Éxodo 12:2 y 23:15; aunque Dios no le puso nombre a los meses del año, estos nombres fueron adoptados del calendario babilónico desde la época de la deportación del pueblo judío a Babilonia, cuyo exilio comenzó en el año 513 antes de Cristo. El mes primero o mes de Nisán debe coincidir con la estación primaveral, entre marzo y abril.

(1er) mes: (30 días) Nisán o Abib ”mes de Primavera*
(2do) mes (29 días) Iyar, el mes del Resplandor*
(3er) mes: (30 días) Siván
(4to) mes: (29 días) Tammuz
(5to) mes: (30 días) Av
(6to) mes: (29 días) Elul
(7mo) mes: (30 días) Tishrei, el mes de la Fuerza* (Año Nuevo)
(8vo) mes:(29 ó 30 días) Jeshvan o Bul, el mes del fruto*
(9no) mes (29 ó 30 días):Kislev
(10mo) mes: (29 días) Tevet
(11vo) mes: (30 días) Shevat
(12vo) mes: (29 días) Adar (Pero 30 días cuando le sigue el mes Adar Sheni), Adar Bet o ve-Adar (29 días)

Sin embargo, el Año Nuevo se inicia en otoño, en el mes de Tishrei, entre septiembre y octubre. Del cual se produce el cambio de año.

El año judío se base en las fases de la luna, y se divide en 12 meses de 29 ó 30 días, que totalizan 354 días al año. Los meses comienzan con el novilunio o luna nueva. Cada dos o tres años se intercala un mes suplementario y un día más en un mes, para compensar el retraso del ciclo lunar sobre el año solar (365 días) de aproximadamente 11 días, conocido como segundo Adar. Ese año se denomina embolismal (mal llamado bisiesto por algunos).


La necesidad, por parte de los judíos, de hacer estos ajustes al año solar (Calendario Gregoriano) no obedece a un simple interés de mantener una correspondencia entre ellos, no; sino más bien por la exigencia de la Torá o la Ley de Dios, que obliga a comenzar la pascua (Pésaj) en la primavera; de manera, que debe transcurrir el ciclo solar para poder cumplir esta exigencia de la ley de Dios.

“Y guardareis el mes de Abib, y harás pascua a Jehová tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios de Egipto, de noche.” (Deuteronomio 16:1)

“La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te lo mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; ninguno se presentará a mí con las manos vacías.” (Éxodo 23:15)

“Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año.” (Éxodo 12:2)

ROSH HASHANA (EL NUEVO AÑO JUDÍO)
MFAES 2000_2009 2002 Sep ROSH HASHANA 2002-5763

ROSH HASHANA 2002-5763
6 sep 2002


Rosh Hashaná 2002-5763


El nuevo año judío


Rosh Hashaná marca el comienzo del nuevo año judío. Su origen es bíblico: "Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración a son de trompetas, y una santa convocación" (Levítico 23:23-35). El término "Rosh Hashaná" (comienzo del año) es rabínico, al igual que los principales temas del festival: arrepentimiento, preparación para el día del Juicio Divino y el rezo por un año fructífero. El festival, de dos días de duración, que cae los días 1-2 del mes de Tishrei en el calendario judío, comienza este año al atardecer del viernes, 6 de septiembre, y concluye al atardecer del domingo, 8 de septiembre.
Entre las principales costumbres de Rosh Hashaná están el toque del shofar (cuerno de carnero) durante un largo rezo que se centra en los temas del festival, y opulentas cenas en los hogares para recibir el nuevo año. En muchos sentidos, Israel comienza su año en Rosh Hashaná.

MENSAJE DEL PRESIDENTE DEL ESTADO DE ISRAEL MOSHE KATSAV

Queridos amigos:

El calendario festivo es uno de los factores de unificación más importantes de la vida de los judíos en Israel y del mundo entero.

El pasado año ha sido muy duro para el pueblo judío. Los continuos y brutales ataques terroristas perpetrados contra Israel, por un lado, y los fenómenos antisemitas surgidos, en Europa particularmente, por el otro, traen a nuestra memoria dolorosas imágenes del pasado.

El Estado de Israel tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos. Lamentablemente, el derecho a la defensa propia es a veces criticado en diferentes capitales del mundo. Ningún país puede ignorar los bárbaros ataques dirigidos contra sus ciudadanos. Israel está haciendo frente a incesantes olas de violencia que, lamentablemente, continúan emergiendo. Y a pesar de las prolongadas negociaciones mantenidas con la otra parte, en el curso de las cuales habíamos hecho amplísimas concesiones con el fin de alcanzar la paz. Pero mientras Israel se mostraba dispuesta a buscar el camino de la paz, los palestinos decidieron no respetar los compromisos que habían contraído. No somos una nación sedienta de guerra y venganza. Vivir en paz y seguridad es nuestra aspiración.

El apoyo que las comunidades judías del mundo han brindado a Israel nos alienta y anima, y nuestra moral se ve elevada con todas y cada una de las misiones de solidaridad que visitan nuestro país. Desde aquí enviamos nuestro agradecimiento a todas las comunidades judías que nos han manifestado su incondicional respaldo.

Desearía aprovechar esta oportunidad para desearles a Uds., a sus familias, al pueblo judío y al mundo entero, un feliz y bendito Rosh Hashaná, y que sea éste un año de paz y seguridad, de calma y tranquilidad.

"Dejemos atrás las penurias del pasado año y hagamos votos para que el entrante traiga felicidad". Mis mejores augurios para todos nosotros, tal cual expresa esta plegaria, tradicionalmente recitada en vísperas de Rosh Hashaná.

Atentamente,Moshé Katsav



MENSAJE DEL PRIMER MINISTRO DEL ESTADO DE ISRAEL ARIEL SHARON

Estimados amigos:

Desde Jerusalem, la eterna e indivisible capital del pueblo judío, les envío mis más cálidos votos para un año de salud, felicidad y prosperidad.

El pasado año ha sido de grandes desafíos para el Estado de Israel. Al tiempo que combatimos en una guerra que nos fue impuesta, no dejamos de aspirar a la paz con nuestros vecinos, insistiendo en que el terrorismo y la incitación deberán ser refrenados antes que se reanuden las conversaciones de paz. Al comenzar el año 5763 estoy seguro que su entusiasta solidaridad con el pueblo de Israel nos permitirá evitar todos los obstáculos del camino.

Este es el momento de unificación para todos los judíos. Estamos defendiendo nuestro hogar, nuestro derecho a esta tierra y nuestra existencia misma; este es el momento para que se reúnan con nosotros en Israel. Tenemos una responsabilidad mutua que hacer frente, ahora Israel está necesitando de su apoyo. En el contexto de nuestra lucha por democracia y libertad, los terroristas que amenazan nuestra vida deben ser vencidos. Nunca olvidaremos que Israel es el único lugar en el mundo donde judíos tienen derecho y capacidad de defenderse así mismos, por sí mismos. Este derecho y capacidad deben ser conservados para garantizar la supervivencia, la seguridad y el derecho inalienable de todos los judíos a esta tierra, estén donde quiera que estén.

En víperas de Rosh Hashaná oro para que el próximo año sea portador de una paz y seguridad benditas.

Confío en que unidos podremos concretizar todos nuestros sueños y esperanzas.

Shalom y Shaná Tová!Ariel Sharón



Este documento mostrado, en vísperas de la celebración del año nuevo en Israel para comenzar el año 5763 (7 sep. 2002 al 26 de sep. 2003), sirve como evidencia a lo que vengo diciendo; debido a que es en los siguientes 5 meses y 24 días del inicio de este año nuevo en el calendario judío, es decir, 5 meses y 24 días a partir del 7 de septiembre del 2002, se inició la septuagésima semana del profeta Daniel, 26 de febrero del 2003; que correspondió perfectamente al 24 del mes sexto del año 5763, fecha establecida para el inicio de la reedificación del 2do templo en Jerusalén en el 2do año del rey Darío de Persia (Hageo 1:15, Esdras 5:1-2).


INMEDIATAMENTE DESPUÉS DE GRAN TRIBULACIÓN:

Ahora, bien, volviendo al día lunes 05-04-2010, día final del plan determinado, Jesús nuestro Señor dice de este día, en Mateo 24:

“Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de os escogidos, aquellos días serán acortados.”...

29 “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.


31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”(Mateo 24:29-31)

En el Evangelio de Lucas, Jesús dice:

25 “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;

26 desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.

27 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.” (Lucas 21.25-28).

Lo único que no sabremos es el día ni la hora, es decir, sabremos que Jesús viene inmediatamente después del día 05-04-2010, pero ignoramos el momento exacto, día y hora.

“Velad porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.” (Marcos 13:35-37).

La frase “inmediatamente después de la tribulación de aquellos días” lejos de interpretar una indeterminación, sugiere que bajo la realidad de la tribulación de aquellos días y el conocimiento su tiempo determinado; aquellos creyentes que se encuentren en persecución, no tendrán la necesidad de salir al encuentro de Jesús, debido a que ellos sabrán que el tiempo aún no habrá llegado, y cuando estén conciente de que el tiempo haya acabado, esperarán hasta el arrebatamiento, el cual ocurrirá en el momento no determinado, no establecido, no revelado por Dios para nosotros. Cuando Jesús dijo:

“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles del cielo, sino sólo mi padre.” (Mateo 24.36).
Estas palabras son refiriendas al momento exacto del arrebatamiento; que se producirá inmediatamente después de la tribulaciòn de aquellos días, y por supuesto, no será cuestión de años ni de meses sino de días, uno, dos o a lo mucho tres días, pero quizás no más, porque la sentencia es apremiante:

“Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. Y cuando acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas”(Daniel 12:7).

Por lo cual, volviendo a la misma expresión, cuando el Señor dijo que el día y la hora nadie sabe, no se refería a que era indescifrable el tiempo de su venida, porque si no, no hubiera dicho:

“Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas” (Mateo 24:33).

De manera, que Jesús nos enseña que las señales profetizadas nos mostrarán el tiempo de su venida.

Es, pues, en este contexto, que el apóstol Pablo dice en palabras del Señor:

“Que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron” (1 Tesalonicenses 4:15)

Reconociendo que su venida para reunirnos con Él, está después de la manifestación del anticristo (2 tesalonicenses 2:1-3), una vez que se le haya agotado el tiempo (Apocalipsis 13:5) al ocaso de sus 74 años, habremos llegado al último día establecido y determinado por las profecías, cuyo cálculo ha concluido en el día 05 de abril del 2010; de ese día en adelante estaremos a la expectativa de la venida del Señor Jesucristo, en cualquier momento, inmediatamente después de esa fecha; no se conocerá ni el día ni la hora de su venida. Lo que nos da entender nuestro Señor es que el momento para dar la orden de su venida no lo conoce el Hijo de Dios, ni los ángeles del cielo sino sólo nuestro Padre Celestial, porque si Jesús lo supiera, ya nos lo hubiera dicho, porque todas las cosas que escuchó del Padre nos las dio ha conocer, porque nos considera sus amigos y no sus esclavos (Juan 15:15), cabe decir, que todo esto que estamos aprendiendo es porque Jesús, mediante su Espíritu, nos ha concedido que lo conozcamos; y sabemos que las cosas secretas pertenecen a nuestro Padre Celestial (LO QUE NO DEJÓ ESCRITO), más las reveladas, es decir, su voluntad escrita, todo lo que dejó escrito en la Biblia, es para nosotros y para nuestros hijos, para que la escudriñemos, la creamos y la pongamos por obra. Esto es lo que Moisés dice el libro de Deuteronomio, verso 29:29.

Cuando estén cumplidos los días aguarda, ya no habrá más tiempo, confiesa tus pecados ante Dios, ponte a cuenta, humíllate, gime junto a los que están a tu lado. No es tiempo de construir, ni de casarse, es un momento de una gran expectativa, porque ya nos vamos al encuentro con nuestro Salvador de un momento a otro. No vayas a creer a los que dicen que Cristo viene por allí, o por allá, no les creas, espera.

El proceso que vamos a vivir nos obligará a abandonar nuestros bienes, nuestras casas; tendremos que huir para que no perezcamos (Mateo 24:15-28), pero si eso ocurriera, y morimos confiando en el Señor, salvaremos nuestras vida; el Señor nos ha prometido que ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. (Mateo 10:16-39)

Llevar un control de estos últimos días, se hará muy importante para nosotros.

“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por digno de escapar de todas las cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:34-36).


CONSEJO DEL APÓSTOL PABLO:

“Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.

A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.” ( 1 Timoteo 6:11-19)

“Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” (2 Timoteo 4:6-8)

“Yo, Pablo, os escribo esta salutación de mi propia mano. El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. La gracia del Señor Jesucristo esté con vosotros. Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros. Amén” (1 Corintios 16:21-24).


TIEMPO DE LA MANIFESTACIÓN DEL ANTICRISTO.

Ahora, bien, el anticristo no se sentará en el Templo una vez llegada la mitad de la semana, sino que está limitado a ejecutar esta profecía 1290 días después de quitado el sacrificio y la ofrenda o mitad de la semana, para que se cumpla la palabra que dice:

“Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días.” (Daniel 12:11)

Y desde los 1290 días de quitado el continuo sacrificio hasta el final de su actuación, habrán 45 días más; para que se cumpla la palabra que continúa diciendo:

“Bienaventurado el que espere y llegue a mil trescientos treinta y cinco días”. (Daniel 12:12)

Confieso que yo mismo me imaginaba al anticristo gobernando al mundo durante todos los 42 meses de su actuación, mas observando las cosas en su justa dimensión, realmente no es así, sino que él deberá lograr cumplir los planes de Satanás para dominar el mundo, y marcar las almas, en medios de diferencias políticas en los últimos 42 meses, tiempo autorizado para su manifestación, hasta los 1335 días desde la mitad de la semana.

La misma profecía de Daniel 2:41-43, revela el conflicto, y las diferencias existentes entre las 10 naciones que recibirán autoridad por una hora (Apocalipsis 17:12), cuando dice:

“Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero el permanecerá para siempre.”

Como dato adicional, siendo el 9 de agosto del 2006, el día en que cesó el continuo sacrificio o mitad de la semana, entonces, 75 días después de esta fecha corresponde al día 24 de octubre del 2006. A partir de ese día comenzó el período de la actuación del anticristo.

Para seguir explicando este punto, pasaremos a estudiar la profecía de las 70 semanas del profeta Daniel, para conocer como Dios ha organizado, en el tiempo, toda su obra redentora.
Baso el orden de este estudio en la carta que envié a la Iglesia Evangélica las Acacias, Caracas, Venezuela, el 25 de marzo de 1992; dirigida al cuerpo de ancianos. Para ponerlos en cuenta acerca de esta enseñanza.


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W En mi investigación hecha en los números que se le asignan a los capítulos de La Biblia en el idioma griego (TA IERA DRAMMATA METAFRASQENTA EK TWN QEIWN ARCETUPWN), al capítulo 6 se le asigna la letra V´(exi, letra especial para el número 6), la cual no corresponde a la lista de letras del abecedario griego; luego sigue el 7, cuya letra es la z (dseta), después el 8 con su letra h (eta) y el 9 con su equivalente q (zeta). Incorporandole, pues, la letra equiparable al digito 6, a la lista de letras, de la cual hago mención, se ha desplazado un punto hacia delante, del 6 al 9; esto se corrobora en el libro de Gramática Griega Elemental, de Jaime Berenguer Amenós, Bosch casa Editorial – Urgel, 51 bis – Barcelona 1968; el cual presenta en la página 30 una lista de números en una tabla de adjetivos númerales (cardinales y ordinales).


[1] Agradezco muy encarecidamente a la embajada de Grecia en Venezuela, por la colaboración prestada hace 10 años (1991) en la consecución de esta información, y muy especialmente al excelentísimo embajador Sr. Andreas Providakis.


[2] Todos estos cálculos son el resultado de la sabiduría que encierra el “número de la bestia” (74 años de vida) conforme al consejo de Dios, el arquitecto de toda la profecía, como lo hemos podido comprobar, cuando dijo: “Aquí hay sabiduría. El que tenga entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre” (Apocalipsis 13:18). Quien nos dejó estas valiosísimas pistas; de modo que queda evidenciado como lo dice el libro de Deuteronomio 29:29, que las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, mas las reveladas, es decir, la voluntad escrita de Dios, es para nosotros y para nuestros hijos; para que la escudriñemos, para que la entendamos, la pongamos por obra y conozcamos el propósito de Su santa voluntad (Mateo 13:11). Todo lo que está escrito es para nosotros, para Su pueblo; nada, pues, es de desecharse. Así, que, el anhelo de Dios, el deseo de Dios, es que todas estas profecías escritas desde hace muchos siglos sean ordenadas, anunciadas y proclamadas como lo dice el mismo Señor por boca del profeta Isaías, cuando dijo: “Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios. ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene y lo que está por venir. No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo, No hay fuerte; no conozco ninguno. (Isaías 44:6-8).

¨ “posteriormente los judíos han establecido el comienzo del año en Tishrí (por septiembre – octubre), como se verá al hablar de la fiesta de Rosh Hashaná, por considerárselo el mes en que Dios creó el mundo. El criterio Universalista se impuso al criterio meramente nacionalista.” (Extraído de Internet, correspondiente al calendario hebreo).


[3] Leer Números 19:11-22


[4] Cisjordania: nombre dado al territorio palestino, el cual se divide generalmente en cuatro zonas paralelas. De oeste a este son la llanura costera, las colinas y montañas de Galilea, Samaria y Judea, el valle del río Jordán, que separa Cisjordania y Transjordania,(Jordania) y la meseta oriental.


[5] Impropio del tiempo en que sucede o se hace. (Diccionario Enciclopédico: “Nuevo Espasa Ilustrado”).


[6] Que sucede después del tiempo oportuno en que se necesitaba o esperaba. (Ídem).